lunes, 12 de noviembre de 2012

Desnudando internacionalmente al Estado


Durante su 146º Período de Sesiones, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos celebró un número importante de audiencias y reuniones de trabajo para obtener mayor información sobre la situación de los derechos humanos en el continente americano.

En relación con Honduras, se realizaron tres audiencias en las que se denunció el alto número de homicidios de personas pertenecientes a la comunidad Lésbica, gay, Transexual y bisexual, y la impunidad que rodea sus muertes, especialmente a partir del golpe de Estado frente al cual este grupo de población se opuso decididamente.

También se denunció la falta de independencia judicial que debilita el sistema democrático, propicia un estado general de impunidad respecto de las violaciones a derechos humanos y deja a las víctimas y a la población en general en una situación de total indefensión y vulnerabilidad.

A su vez, se denunció la impunidad de aquellos que desde el Estado y otros sectores del poder fáctico, asesinan, amenazan y atentan contra la vida e integridad de cualquier personas que tenga la valentía de ejercer su derecho a la libertad de expresión.

Como de costumbre, los representantes del Estado intentaron defender lo indefendible y en vez de admitir responsablemente que la realidad en Honduras se ha complicado más por la inoperancia e ineficiencia de las autoridades, se atrevieron incluso a culpar a las propias víctimas de su situación.

Mientras los representantes estatales hacían malabares inútiles para intentar justificar la impunidad y la ineficacia del sistema de justicia, la sangre siguió tiñendo de dolor a más familias hondureñas, en particular a dos miembros del partido Libre y a tres campesinos del Aguán que fueron cobardemente asesinados.

Espacios como las audiencias de la Comisión Interamericana deben seguir siendo aprovechadas para denunciar la esquizofrenia de un Estado que se golpea el pecho autoproclamándose respetuoso y comprometido con los derechos humanos, mientras en la práctica, por acción u omisión, es el máximo responsable de los graves atentados contra la dignidad humana.