miércoles, 26 de octubre de 2011

El verdadero compromiso del régimen es con los violadores a derechos humanos


El régimen de Lobo Sosa sigue con su doble discurso en materia de derechos humanos.

Mientras se lava las manos diciendo ante la asamblea general de la ONU que la grave situación de los derechos humanos en Honduras es una herencia del golpe de Estado, evade decir que el rompimiento del orden constitucional fue apoyado por él y por la mayoría absoluta de sus diputados en el congreso nacional.

Al mismo tiempo, mientras manifiesta su compromiso de cumplir la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de superar el deterioro de la situación de los derechos humanos como una de sus más altas prioridades, elude decir que él personalmente nombró a los militares que ejecutaron el golpe de Estado en puestos claves de su gobierno.

Mientras Pepe Lobo y su Ministra de Derechos Humanos siguen cabildeando ante la comunidad internacional para convencerla de su compromiso con la dignidad humana, el congreso Nacional dominado por los diputados de su partido aprueba leyes que atentan contra dicha dignidad y propinan una nueva bofetada que profundiza el dolor de las víctimas.

Nos referimos al ascenso del general que ejecutó el golpe de Estado, René Osorio Canales, quien después de que Lobo Sosa lo premiara nombrándolo jefe de las Fuerzas Armadas, ahora lo recompensa con el máximo ascenso al que puede aspirar un militar.

Si el régimen de Lobo Sosa realmente estuviera comprometido con la protección de los derechos humanos, en vez de premiar a los militares golpistas, ya hace tiempo los hubiera separado de los altos cargos que ostentan en su gobierno y estaría promoviendo la investigación efectiva que permita sancionarlos por haber participado en el rompimiento del orden constitucional y en las graves violaciones a derechos humanos.

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