miércoles, 14 de abril de 2010

WOLA y el golpismo hondureño

Por Oscar Estrada, cineasta independiente.
14 de abril de 2010.

Dicen que el papel lo aguanta todo, que en los comunicados, en la cartas, podemos escribir el mundo perfecto sin que eso signifique que cuentan con una base en la realidad. Pero es por los echos en donde damos a conocer lo que realmente somos, no necesariamente por nuestras palabras. La polemica que produjo el anuncio a la Conferencia sobre el Análisis y Perspectivas de Desarrollo Democrático de Honduras, convocada por la Oficina de Washington sobre America Latina WOLA, especialmente luego del artículo publicado por voselsoberano.com , traducción al español de la nota en ingles publicada por la revista counterpunch , escrito por la doctora Adrianne Pine quien publica en el blog quotha.net, misma polemica que obligó a WOLA a publicar por su parte un comunicado en su página web reafirmando su posición en la crisis hondureña , no es sino un ejempo más de las contradicciones que desde el 28 de Junio nos ha tocado vivir en Honduras y a las que, de alguna forma ya nos hemos acostumbrado.

Por ejemplo, al tiempo que escribo esta nota, miles de soldados hondureños acampan en los alrededores del río Aguán (la prensa oficial habla de 2,000 tropas, los organismos de derechos humanos hablan de 7,000 o más), cercando a 3,500 familias campesinas agrupadas en el Movimiento Unificado Campesino del Aguan MUCA, mientras Porfirio Lobo Sosa inaugura “La Comisión de la Verdad”, la última etapa del teatro montado para afianzar la dominación histórica en Honduras. Ambas acciones no son aisladas, pertenecen a una misma política oficial de presentar al mundo una cara, mientras para adentro se presenta otra completamente distinta.

Al igual, hay varias organizaciones internacionales o gobiernos que parecen jugar el mismo juego, por malicia o ignorancia, mantienen un discurso oficial de solidaridad con el pueblo hondureño y condena a las violaciones a los Derechos Humanos, mientras se reconoce al gobierno de Lobo, se apoya a su ejército y se anuncia el fin de la crisis política nacional. Estos gobiernos y estas instituciones, lejos de apoyar a la solución de la problemática nacional, contribuyen a la perpetuación y radicalización de la misma.

Por ejemplo WOLA. Poco puedo opinar realmente sobre WOLA, conozco poco de su historia, quizá nomás lo que ha publicado en su misma página web y una que otra entrevista que en su momento he leido, además de la visita que realicé en su oficina en el 2008 para presentar mi película “El Porvenir”; reconozco sí es una institución que cuenta con mucho respeto a nivel de las organizaciones de izquiera de Estados Unidos, especialmente en lo que referente a América Latina y los Derechos Humanos en la region y que se ha convirtido, para bien o para mal, en una autoridad en la material logrando acceso a los amplios pasillos del poder en Washington.

Dicho logro institucional, lejos de acercar a WOLA a los movimientos de base de la región, genera anticuerpos hasta cierto puntos justificados, más aún en Honduras, cuando se le ve jugando al “neutro” repitiendo el discurso oficial que a la larga va en contra de los intereses populares. Esta “desconfianza”, que no solo es hacia WOLA sino hacia toda organización con sede en Washington, que aunque parezca exagerada o hasta injusta, tiene profundas raíces en la forma en que el norte se ha relacionado con nuestros pueblos, como ha visto nuestras luchas y como, al final, ha traicionado nuestros procesos. WOLA no puede escapar de sus límites geográficos, estar en las avenidas de Washington lo hace más cercana al poder hegemónico norteamericano, que a la anárquica Resistencia hondureña.

Como dije anteriormente, no pienso profundizar en la historia de WOLA como organización, ni niego las buenas intenciones que varios de su staff puedan tener en cuando a la realidad Latino Americana. Pero la sabiduría popular suele ser a veces más certera que la diplomacia y en el barrio siempre dicen: “dime con quien andas, y te dire quien eres”.

El hecho es que por años, su asesor principal en los temas de Honduras, ha sido y sigue siendo, Roberto Flores Bermudez, ex embajador de Honduras en Washington durante el gobierno de Zelaya y uno de los primeros en salir apoyando y defendiendo el golpe de estado de Junio pasado, luego rechazado por Clinton y actualmente “Embajador” no reconocido del gobierno de Lobo Sosa quien, por esas casualidades del destino, es muy viejo amigo de Joe Eldridge y María Otero, ambos fundadores de WOLA. La cercanía de Flores Bermudez debería, en todo caso, representar un conflicto de interés para WOLA, pues cómo se puede tomar una posición “imparcial” en la violación de los derechos humanos y politicos de un pueblo, cuando el asesor que tienen no solo desconoce de dicha realidad, sino que la niega.

Desde que el conflicto estalló el 28 de Junio del año pasado, Washington y muchos de sus satélites, apostaron todo por el diálogo San José, luego el de Tegucigalpa y finalmente el de Guaymuras. Desde el principio, tanto en el FNR como en los sectores populares, vimos como dichos esfuerzos diplomaticos tenían en común dos cosas: desconocer al Frente Nacional en Contra del Golpe de Estado como un actor legitimo para solventar la crisis y colocar a la élite usurpadora como iguales frente al sector político derrocado, un argumento que carecía de fundamento jurídico y político, pues cuando el derecho se negocia, y se tuerce: se debilita, perdiendo asi toda posibilidad de imperar. Arturo Corrales Álvarez fue, en ese momento, el principal responsable del fracazo del diálogo y es, hoy en día, uno de los invitados de honor de WOLA para la conferencia del 14 de Abril.

Al final, el desenlace de los hechos nos dió la razón y pudimos ver como el diálogo San José/Tegucigalpa/Guaymuras
, no era más que una trampa para ganar tiempo e imponer, por medio de unas elecciones controladas, a un nuevo gobierno que vendría a limpiar la cara del régimen, sin cambiar en escencia su lógica represora. Reconocer el diálogo San José/Tegucigalpa/Guaymuras y sus puntos, que incluyen el reconocimiento de las elecciones de Noviembre de 2009, la instauración del falso gobierno de Unidad Nacional y la ahora Comisión de la Verdad, es hacer uso de un doblelenguaje orweliano, y desconocer el descontento popular que ha impulsado a una gran cantidad de hondureños y hondureñas a acobijarse bajo el FNRP.

Sabemos bien que el FNRP no es un ente único, es tan variado y diverso como intereses u organizaciones lo componen. Estamos conscientes de ello y trabajamos cada día para su inificación. Sin embargo, seguramente entre el frente hay organizaciones que consideran indispensable los vínculos y la ayuda que pueda provenir de instituciones como WOLA, aunque seguramente hay otras organizaciones que no le dan tanta importancia a dicha institución. En todo caso, el compromiso de WOLA, no debe ser con las alianzas políticas ni con las organizaciones, sino con la verdad, defender los derechos humanos y denunciar su violación dentro de un marco de respeto del proceso popular de busqueda de un país más justo.

Cuando el comunicado de WOLA habla de la necesidad de “reformas a la constitución nacional”, hace eco al proyecto que tanto Porfirio Lobo, como el Departamento de Estado (US) tratan de impulsar. La constitución hondureña no necesita reformas, porque la constitución hondureña es ahora un “adefesio” carete de toda capacidad de construcción de concenso. Las reformas a la actual constitución, lejos de reducir la tension existente, vendrá a aumentarla, porque quienes harían dichas reformas son los mismos que hicieron el golpe de Estado ejecutándola, los mismos que durante la dictadura Michelettista dieron asidero legal a los excesos, los que por generaciones la han violentando impunemente y que hoy ocupan curules dentro de un Congreso Nacional, sin representación popular, sin vínculos reales con las bases y con un total desconocimiento y rechazo, de las necesidades del pueblo hondureño.

Es por esa razón, que el FNRP presenta como única vía para la reconstrucción del consenso social, la instalación de una nueva Asamblea Nacional Constituyente, POPULAR Y DEMOCRÁTICA, en la cual se reconozcan los diversos actores que componen la sociedad hondureña y se creen las bases para un mejor país. El error que existe en el comunicado de WOLA, no es un error semántico, es una contradicción política que no podemos aceptar desde Honduras.

¿O será acaso que Vicky Gass y Joy Olson, de WOLA, realmente creen lo que dicen cuando aseguran en las audiencias del Congreso de Estados Unidos, como repetidores del discurso official del golpismo hondureño, que las elecciones hondureñas fueron “libres y justas” (free and fair) como lo dijo Gass en marzo pasado? Cabe remarcar el parecido con las palabras de la señora Clinton que aseguró, en diciembre del 2009, que las elecciones hondureñas han sido “las más votadas de la historia nacional, un ejemplo de participación ciudadana”; el mismo discurso usado por Lobo Sosa y todos aquellos que en su momento defendieron el Golpe y hoy defienden el ejercicio democrático.

Las pruebas en contrario son contundentes y lejos de ser unas eleccions “free and fair”, que tendría como resultado un gobierno sólido y fuerte, tiene por el contrario a Lobo Sosa ejerciendo presidencia sobre el filo de una navaja y su espurio y débil gobierno, busca, desesperadamente, legitimarse a toda costa, pero ante la incapacidad de Lobo de lograrlo tanto nacional como internacionalmente, hacen uso de sus aliados norteamericanos, quienes ejercen presión diplómatica para ello y pregonan a los cuatro vientos que la reconciliación va en marcha y la crisis ha terminado.

Estos mismos aliados del golpismo, abogan ahora por enviar más ayuda económica a las FF AA y la Policía Nacional para reducir así la violencia que vive el país. Hay que recordarles nomás, que estas mismas instituciones son resposables de cientos de violaciones a los Derechos Humanos, tal como lo dice el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y desconocer su rol dentro del gobierno nefasto de Micheletti, pretender que con el cambio de cabeza del ejecutivo cambio la institucionalidad entera, es cuando menos, ingenuo. El rol de las FF AA, ahora y para futuro en Honduras, es reprimir a la población civil que está en contra del sistema neoliberal seudo fascista.

La violencia en Honduras se da, NO por factores culturales, como algunos analistas explican, sino por elementos estructurales y politicos claros y evidentes, que requieren de un esfuerzo real para combatirlo y que ni el gobierno de Lobo Sosa, ni la fiscalía, ni la Corte Suprema de Justicia, ni el Congreso Nacional parece interesarles, lejos más bien construyen el blindaje legal que llevará a la impunidad como regla y a la justicia como exepción.

No hay evidencia alguna, hasta el momento, por parte del gobierno que representa Porfirio Lobo, que exista un interés real en investigar lo que pasó a partir del 28 de Junio y menos aun de castigar a los responsables de las multiples violaciones a los Derechos Humanos.

La comisión de la verdad, en un marco de impunidad para los violadores de los derechos humanos, de desprestigio de las instituciones que conforman el Estado de Honduras, no hará sino legitimar la barbarie a que las castas represoras nos han sometido. Si el gobierno de Lobo protege al golpismo de quien heredó la presidencia, y si apoyar la comisión de la verdad es reconocer al gobierno de Lobo, entonces la comisión de la verdad, como cualquier diálogo o negociación con Lobo o sus representantes, es una aceptación del golpe de Estado y una muestra clara que se puede violentar la ley, romper el orden constitucional y violentar los derechos humanos porque al final, todo sera perdonado.

WOLA, como un actor clave de la política norteamericana para el subcontinente, debe reconocer que, más allá de un escrutinio constante sobre sus comunicados y publicaciones, hay un monitoreo permanente sobre las palabras de sus directivos y que toda contradicción sera reconocida y denunciada, para evitar que el proyecto de refundación de Honduras fracase por los movimientos maliciosos de un grupo de personas y sus organizaciones.

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