jueves, 16 de diciembre de 2010

Violencia de tropas encapuchadas causa daño irreparable emocional a niños y niñas en El Aguán

Red Morazánica de Información

Tegucigalpa. 16 Diciembre 2010. “El trauma y terror, y la tortura psicológica a los infantes, ‘sin infancia’, ocasionado por la violencia de las tropas encapuchadas; está causando un daño irreparable, emocional y mental…”, asegura el Director del Centro para la Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de las Víctimas de la Tortura y de sus Familiares (CPTRT), Juan Almendárez.

El doctor Juan Almendárez Bonilla agrega que el perjuicio sicológico ocasionado a la infancia en El Aguán, se suma a la desnutrición crónica que afecta profundamente el cerebro de la niñez en tal condición. Y, además, las niñas, los niños y las familias de la Comunidad Guadalupe Carney, históricamente han sufrido el síndrome de las tres “T” (Trauma, Terror y Tortura)…”.

Tomando en cuenta, asimismo, que las comunidades campesinas, indígenas, misquitas y garífunas han vivido, por décadas, la brutalidad policial y la militar en los frecuentes desalojos violentos por los “discípulos y héroes de la Escuela de las Américas”, afirma Almendárez Bonilla.

El director del CPTRT analiza que los movimientos campesino de El Aguán, son convertidos en el enemigo externo en la “guerra mediática, sicológica y perversa”, caracterizada por “inventar mentiras sobre la idea del enemigo interno y externo”, desatada luego del golpe militar del 28 de junio 2009.

El enemigo interno es configurado sobre los movimientos campesinos de El Aguán: el Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA), el Movimiento Campesino del Aguán (MCA) y el Movimiento Auténtico de Reivindicación Campesina del Aguán (MARCA), puntualiza.

Y colocaron como amenaza externa, la presencia de miles de cubanos, venezolanos, ecuatorianos, bolivianos y nicaragüenses forzando hacerlo aparecer como que pertenecen al narcotráfico y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), añade el director del CPTRT.

Almendárez expresa que la comunidad nacional y la internacional mostraron que tales invenciones eran totalmente falsas y que correspondían a los planes de Doctrina de la Seguridad Nacional, la Guerra de Conflictos de Baja Intensidad y la Guerra Irregular.

Sin embargo, nuevos planes con propósito geopolítico del Pentágono de los Estados Unidos se articulan a la remilitarización, y a nuevos golpes en América Latina, para “crear una guerra entre nosotros” y entre los pueblos de Honduras-Nicaragua y Nicaragua- Costa Rica, para después agredir a Venezuela, Bolivia y Ecuador, anticipa.

“Lo que ocurre en Honduras, y particularmente en El Aguán, es clave para la paz en América Latina”, es parte de un plan para criminalizar el legítimo reclamo de las tierras por los campesinos, acusándolos de gestar una guerra en Honduras y vinculándolos al narcotráfico y a las FARC.

Almendárez concluye que, “en esencia, el complejo militar minero agroindustrial y energético tiene como objetivo aniquilar los movimientos campesinos y desalojarlos, en forma violenta, para expandir el capital multinacional, aliado con la oligarquía local y regional.

Y expone varios elementos que configuran las condiciones que propician la tarea de aniquilamiento a la población campesina de El Aguán; como la proximidad del Décimo Quinto Batallón y la Fuerza Naval a la colonia campesina, Guadalupe Carney; los asesinatos a campesinos del MCA; la operaciones de drogas y de grupos con armas pesadas y prohibidas por el Estado.

La aprobación de una ley que reproduce la experiencia de terror en Irak; el tratado militar Honduras- Colombia; capturas arbitrarias, intentos de secuestro y persecución a dirigentes campesinos en las Zonas de Zacate Grande, Santa Bárbara, Copán, Choluteca; y a personas luchadoras de derechos humanos, cita Almendárez Bonilla.

Denuncia, todavía, que campesinos del MCA, observaron el 15 de diciembre que sicarios y guardias privados de los terratenientes responsables de los crímenes contra familias campesinas circulaban conjuntamente con los cuerpos represivos del Estado. Y que, en el Tumbador, donde ocurrió el asesinato de cinco campesinos, MCA, “sujetos fuertemente armados operan a vista y paciencia de los cuerpos represivos del Estado”.

Tras varios meses, el Ejército, la Policía, los sicarios y guardias privados no han podido demostrar ni la existencia de armas en el Instituto Nacional Agrario, ni en las familias campesinas. En Navidad, como parte de una acción terrorista del Estado, los cuerpos represivos han convertido la Comunidad Guadalupe Carney en campo de concentración militar, resiente.

Almendárez Bonilla fue premiado como médico luchador internacional contra la tortura y es el único miembro de un país tercermundista en el Comité Ético de Responsabilidad de la Ciencia, de la Academia del Avance de las Ciencias en los Estados Unidos.

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