martes, 18 de septiembre de 2012

De presupuestos y otros cuentos regresivos


De acuerdo con nuestra Constitución nacional, el Estado tiene la obligación jurídica de adoptar medidas progresivas de manera constante y consistentemente hasta la plena efectividad de los derechos humanos.

Esto implica que el Estado tiene el doble deber de mejorar continuamente el goce de tales derechos y de abstenerse de tomar medidas deliberadamente regresivas que reduzcan los niveles de protección de los derechos vigentes o supriman los ya existentes.

Por tanto, el Estado puede violar su obligación constitucional tanto si no toma ninguna medida para ir avanzando en el disfrute de los derechos humanos como cuando toma medidas deliberadamente regresivas, o incluso cuando permanezca pasivo ante el deterioro del nivel de disfrute de tales derechos.

Bajo estos parámetros, en materia de derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho a la educación, el Estado tiene la obligación de procurar constantemente su realización sin retrocesos y un primer paso para garantizarlo es mediante la asignación de los recursos disponibles en el presupuesto general de la república.

La semana pasada, salió a la luz pública el proyecto de presupuesto de ingresos y egresos de la nación del año 2013, el cual contempla una reducción de 389 millones de lempiras para la partida de educación y en contraste registra incrementos para los ministerios de defensa y seguridad en 757 y 125 millones, respectivamente.

Es evidente que esta reducción presupuestaria es una medida regresiva que viola abiertamente la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos, que pudiera ser revertida si tuviéramos tribunales nacionales imparciales e independientes.

Pero hay que intentarlo, no sólo para defender un derecho tan fundamental para la construcción de ciudadanía democrática, sino también para dejar claro que nuestra clase política corrupta apuesta fuertemente por la muerte, las armas y la violencia, que por la educación pública, gratuita y de calidad de nuestra niñez y nuestra juventud.

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