Nuestra Constitución de 1982 afirma categóricamente que el Estado se
constituye para asegurar a todas las personas el goce de la justicia, la
libertad, la cultura y el bienestar económico y social.
Si asumimos que la
Constitución es cómo un plano en el que dibujamos la casa
común que queremos construir, la sociedad en la que queremos vivir en un futuro
inmediato, y quienes elegimos son los obligados a edificarla siguiendo las
instrucciones del plano, 30 años después debemos preguntarnos si nuestra
realidad, si nuestra casa común construida después de 3 décadas de vigencia
constitucional se acerca a lo que establece la Constitución.
Sin necesidad de hacer un análisis profundo se puede observar que la
realidad hondureña evidencia que no se han logrado cumplir los objetivos
constitucionales acordados y que más bien las reformas en materia económica y jurídica
de los últimos 30 años sólo han servido para profundizar la violencia, la
desigualdad y la exclusión.
Además, tenemos instituciones públicas ineficientes, graves y permanentes escándalos de corrupción económica y política, crisis del
sistema financiero nacional, destrucción y entrega de nuestros bienes
naturales, un sistema judicial politizado, un ejército represor y una policía
corrupta y amplios espacios del territorio en manos del crimen organizado ante
la debilidad y ausencia del Estado.
Por tanto, hay un
desfase profundo entre la promesa
constitucional de crecimiento, bienestar, desarrollo humano, seguridad, estabilidad
política y respeto de los derechos humanos, y el escenario de exclusión social
y violencia en que vive una mayoría considerable de la población
Recordando las palabras del tratadista español Elías Díaz de que no todo
Estado es un Estado de derecho, podríamos concluir con contundencia que
Honduras es un Estado, lleno de leyes sí pero no un auténtico Estado de derecho
cuya principal característica es el pleno respeto de los
derechos humanos y la garantía de su libre ejercicio para lograr las condiciones necesarias para la
plena realización del ser humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario