La noche del 10 de mayo, Héctor
Medina Polanco salió del canal de televisión Omega
Visión en Morazán, Yoro, en el que trabajaba como administrador, productor y presentador del
noticiero TV9. Dos sicarios lo siguieron hasta la cercanía de su domicilio y le
dispararon a sangre fría.
Aún con vida
fue trasladado a un hospital en San Pedro Sula, donde falleció en la madrugada
del 11 de mayo. Medina Polanco había informado a través de su noticiero acerca
de presuntos actos de corrupción de autoridades locales, supuestas
irregularidades cometidas por agentes de la Policía y graves conflictos por la
propiedad de tierras.
Tres años
después, únicamente una persona ha sido detenida y condenada por este hecho, a
pesar que es evidente que otras personas tuvieron distintos
grados de participación sin que hasta la fecha hayan sido investigadas, ni
mucho menos juzgadas o sancionadas.
Particularmente,
en relación con los posibles autores intelectuales las autoridades
prácticamente no han hecho nada. El Estado de Honduras debe recordar que la condena de
uno de los autores materiales no es suficiente para afirmar que
se ha hecho justicia.
La
Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido claramente que “aun
cuando existan condenas en contra de una o varias personas por un crimen, si
existen indicios de la posible participación de otras personas en los hechos
que constituyeron la violación de derechos, existe una falta de debida
diligencia cuando no se ha actuado de oficio en la identificación de todos los
partícipes, sea en calidad de autores materiales, intelectuales, o
encubridores”.
Por ello, a tres años del asesinato de Héctor Medina Polanco las exigencias de justicia siguen vigentes, por lo que es imperativo que el Estado de Honduras continúe investigando de manera oportuna, diligente y exhaustiva hasta sancionar efectivamente a todos los responsables.
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