La declaración ante la justicia estadounidense del jefe de Los Cachiros, Devis Leonel Rivera
Maradiaga, en la que vincula con el narcotráfico a varias personas ligadas a la
política nacional, solo confirma un secreto a voces: la estrecha relación entre
el crimen organizado y la política.
El jefe de Los Cachiros menciona a diputados,
alcaldes, a un ex ministro de seguridad y al ex presidente Porfirio Lobo Sosa,
y de una forma todavía confusa, también al presidente Juan Orlando Hernández. Sin
embargo, uno de los nombres que genera una enorme preocupación es el del
General Julián Pacheco Tinoco, actual ministro de seguridad.
La preocupación es mayor cuando nos damos cuenta que
el General Pacheco ha fungido como director de Información Estratégica de las
Fuerzas Armadas de Honduras y jugó un papel clave en las acciones de
inteligencia durante el golpe de Estado.
Luego fue nombrado director de la Dirección Nacional
de Investigación e Inteligencia (DNII), la cual es una
estructura que responde directamente al Consejo Nacional de Defensa y Seguridad
que, más que un espacio de coordinación de poderes, es un supra gobierno
presidido por el presidente Hernández.
Dentro
de la estructura de la DNII se encuentran unidades de seguimiento para búsqueda
de información sobre extorsiones, sicariato, narcotráfico así como unidades
relacionadas con la intervención de las comunicaciones y la investigación de
casos emblemáticos o de impacto social.
Posteriormente
fue nombrado por el presidente Hernández Secretario de Seguridad, es decir, el
mayor responsable de garantizar la seguridad de la ciudadanía y de luchar
contra la delincuencia común y el crimen organizado como el narcotráfico.
Hay dos asuntos que llaman
mucho la atención: En primer lugar, el silencio de la Embajada de Estados
Unidos en Honduras que por lo general es muy activa ante este tipo de
cuestiones y el silencio del presidente Hernández que no se ha atrevido
siquiera a defender a su ministro.
En segundo lugar, en un país
democrático, cualquiera esperaría al menos dos cosas. Que el General Pacheco
Tinoco renuncie para someterse a la justicia nacional o estadounidense con el
fin de desvirtuar las acusaciones en su contra.
Y en caso contrario, que el
Presidente de la República lo destituya porque no es posible mantener al frente
de la Secretaría de Seguridad a un militar que está siendo señalado como
protector de narcotraficantes.
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