Según Insight Crime, el actual ministro de seguridad, el general Julián Pacheco Tinoco, “es el miembro más poderoso de la élite burocrática” del país. Fue jefe de inteligencia militar, director de la Dirección Nacional de Investigación e Inteligencia, y el primer militar activo en ocupar dicho ministerio.
Pese a su enorme poder, en dos asuntos sobre narcotráfico sus acciones y omisiones han sido muy cuestionables. Primero, después de decir que jamás se había reunido con Los Cachiros, tuvo que admitir que sí lo hizo y que le habían propuesto formar parte de la red de colaboradores en el narcotráfico, pero él se negó.
Sin embargo, sigue sin explicar qué medidas tomó para denunciar, investigar y desmantelar a Los Cachiros. Es curioso que, según Insight Crime, el general Pacheco es un ejemplo de cómo se han entrecruzado las élites con el narco, ya que era el jefe del batallón del ejército en Colón a inicios del 2000 cuando Los Cachiros estaban empezando a ganar relevancia.
Segundo, hace un par de meses Juan Ramón Matta Waldurraga, hijo del legendario narcotraficante Ramón Matta Ballesteros, se entregó a las autoridades estadounidenses que lo investigan por sus supuestos nexos con el narcotráfico y el crimen organizado, mientras en Honduras se paseaba libremente.
Ante ello, la reacción del ministro de seguridad refleja el desastre institucional en el que nos encontramos, pues dijo “estar sorprendido” por la entrega de Matta Waldurraga y reconoció desconocer la orden de captura que una corte de Nueva York emitió desde 2014 en contra de esta persona.
A la luz de lo anterior, resulta preocupante que el poderoso ministro de seguridad no hizo nada contra Los Cachiros pese a saber que eran narcotraficantes y ahora no se entera que Matta Waldurraga tenía una orden de captura por vinculación con el tráfico de drogas.
Es inaceptable que ante estos hechos las autoridades hondureñas no puedan explicar cómo es posible que tantas personas vinculadas al tráfico de drogas no hayan sido debidamente investigadas y capturadas.
Es inaceptable que como sociedad permitamos este tipo de respuestas de un funcionario de ese nivel y con tanto poder.
Por eso exigimos nuevamente que se investiguen estas graves omisiones, que el general Julián Pacheco Tinoco renuncie o que el presidente Juan Orlando Hernández lo destituya inmediatamente.
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