Uno de los efectos
directos de la crisis del sistema de seguridad en Honduras es la creación de
nuevas instancias que sustituyen temporal o permanentemente las viejas
instancias que han sido permeadas por la corrupción y el crimen.
De esta manera, se
ha intentado un proceso de depuración policial que, aunque errático y lento, ha
provocado un cisma dentro de la Policía Nacional que posiblemente esté siendo
aprovechado por algunos sectores para debilitarla y fortalecer nuevos espacios
e instituciones con tintes peligrosamente autoritarios.
La creación de la
Dirección Nacional de Investigación y Defensa es un ejemplo de lo anterior,
pues se constituyó como una estructura independiente de otros ministerios e
instituciones con el objetivo de recabar y ofrecer información precisa y
confidencial a los titulares de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial
antes de tomar decisiones en materia de represión del crimen.
Hasta el momento,
esta nueva dirección cuenta con 200 agentes, en su mayoría jóvenes, el 80% con
títulos universitarios y que nunca han tenido un empleo. Son capacitados en la
recién creada Escuela de Inteligencia y se planea que para el próximo año
cuente con 700 agentes y para el 2015 con 1000.
Dentro de esta
estructura se encuentran unidades de seguimiento para búsqueda de información
sobre extorsiones, sicariato, narcotráfico así como unidades relacionadas con
la intervención de las comunicaciones y la investigación de casos emblemáticos
o de impacto social.
En pocas palabras,
la Dirección Nacional de Investigación y Defensa ha asumido muchas funciones de
los aparatos policiales en crisis pero no existe un verdadero control sobre la
información recabada pues toda la discrecionalidad recae en su director, el
general Julián Pacheco Tinoco, quien responde directamente al presidente de la
República.
Por tanto, nos
encontramos ante una estructura que escucha, ve, interviene, da seguimiento y utiliza
información de cualquier ciudadano sin que existan verdaderos y efectivos
controles judiciales, con lo cual, ante el descalabro institucional en materia
de seguridad, se está creando una nueva institución que peligrosamente puede
convertirse en un autoritario “Gran Hermano”, un ojo estatal que vigila y
conoce cada movimiento de la ciudadanía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario