Sillas desocupadas, micrófonos apagados, vasos
vacíos y una inscripción sobre una mesa que señala el lugar en que debió estar
sentada la representación del Estado de Honduras en dos audiencias públicas
celebradas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el
marco del 156 período de sesiones que se llevó a cabo entre el 17 y 28 de
octubre.
Como lo señala Gloria Hernández, una de las muchas
ciberactivistas que habitan la red, esa “imagen dice más que mil palabras, exactamente
así de desoladora es la situación de cada día en derechos humanos” para la
ciudadanía. Las dos audiencias a las que el Estado decidió no ir fueron sobre
la situación de la independencia judicial y las denuncias sobre corrupción en
las instituciones públicas.
No cabe duda que la decisión de no enviar a ningún
representante a esas dos audiencias temáticas tan importantes en la coyuntura
actual, implican que el gobierno de Juan Orlando Hernández quiere eludir
cualquier cuestionamiento sobre la corrupción que ahoga a su gobierno y sobre
la elección de la próxima Corte Suprema de Justicia, cuyo proceso ya se
encuentra fuertemente cuestionado.
Jamás en la historia el Estado hondureño había
ignorado el llamado de la CIDH. Como lo señalan las organizaciones de derechos
humanos que participaron en dichas audiencias, “ni siquiera en la época del
golpe de Estado ocurrido en 2009, las autoridades habían desatendido un llamado
de la CIDH”.
La propia CIDH lamentó la ausencia del Estado
hondureño y manifestó que ello refleja “una expresión de voluntad en el sentido
contrario de asumir los compromisos internacionales”. Para las organizaciones
de derechos humanos presentes en las audiencias, “esta actitud pone en tela de
duda el compromiso del Estado de Honduras con la garantía de los derechos
humanos y el fortalecimiento del Estado de derecho”.
Sin duda alguna, la ausencia estatal es una prueba
irrefutable de que al gobierno de Juan Orlando Hernández, que se llena la boca
con llamados al diálogo y lucha contra la corrupción bajo su trillado lema del “caiga
quien caiga”, no le sientan bien los señalamientos de la grave situación de
corrupción e impunidad que vive el país.
Sabiendo que las audiencias ante la CIDH son el foro más importante del
continente para la promoción y protección de los derechos humanos, con su
ausencia, el gobierno de Hernández no solo transgrede las obligaciones
internacionales del Estado, sino también envía un mensaje de desprecio y
desafío a los órganos supranacionales de protección de la dignidad humana.
Además del desprecio y el desinterés de este gobierno hacia la protección de los derechos humanos, también están demostrando arrogancia y la fortaleza que sienten en su poder político. Tal vez sintamos vergüenza de ellos, pero les importa un comino la opinión nacional, internacional, sobre sus actos. Además, se siente totalmente seguros gracias al respaldo norteamericano. Sólo con ese apoyo es que se pueden manifestar esas arrogantes acciones.
ResponderEliminarComo hago para ponerme en contacto con Ud Abogado, deseo exponerle mi caso.
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