miércoles, 26 de octubre de 2011

Comisión Interamericana conoció el drama y la desprotección en la que viven los buzos miskitos en Honduras

Organizaciones pidieron a la CIDH emitir su informe final sobre este caso

Washington D. C., 25 de octubre del 2011- Amistero Bans Valeriano empezó a ejercer la pesca mediante buceo como única alternativa laboral ante la precaria situación económica en la región de La Mosquitia, Honduras. Actualmente tiene una discapacidad por un accidente laboral que sufrió en el 2000, por el cual no recibió ninguna indemnización de la empresa para la que laboraba ni ha recibido una adecuada atención médica ni justicia por parte del Estado. Su testimonio lo presentó ayer, lunes, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el marco del 143er periodo de sesiones, y es representativo de una dramática situación humanitaria en ese país.

La audiencia fue parte del proceso del caso Opario Lemoth Morris y otros (Buzos Miskitos) contra Honduras, el cual está siendo litigado ante la CIDH por la Asociación Miskita Hondureña de Buzos Lisiados (AMHBLI), Miskitu Indiang Mairin Asla Takanka (MIMAT – Asociación de Mujeres Miskitas de la Costa Atlántica), Almuk Nani Asla Takanka (Consejo de Ancianos) y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL).

Al igual que miles de hombres indígenas miskitos en su comunidad, Amistero Bans trabajó como buzo sin haber tenido una adecuada capacitación, sin seguridad social y en condiciones laborales precarias. Las organizaciones representantes afirmaron que el Estado ha fallado en proteger y defender los derechos laborales de los buzos miskitos ante sus empleadores.

Asimismo afirmaron que el Estado es responsable de no haber ofrecido tratamiento médico en el corto y en el largo plazo, incluyendo la disponibilidad de cámaras hiperbáricas y terapias de rehabilitación para los buzos que han padecido de síndrome de descompresión y que consecuentemente sufren de alguna discapacidad por el tratamiento inadecuado de este mal. En centenares de casos, las personas accidentadas han perdido la vida.

Las peticionarias afirmaron que los buzos afectados por la indiferencia del Estado son víctimas de una triple discriminación por su pobreza, por su etnicidad y por su discapacidad.

La representación del Estado señaló que se han hecho “esfuerzos palpables” que se han materializado en “avances significativos” para resolver esta problemática. Sin embargo, las representantes de las víctimas denunciaron que estas acciones no se han visto reflejadas en una mejoría en la vida de los buzos miskitos. Por el contrario siguen sucediendo accidentes: en meses pasados, al menos cuatro buzos han muerto como consecuencia de su trabajo.

Durante la audiencia, las organizaciones pidieron a la CIDH aprobar –lo antes posible– su informe final sobre el caso.

Un informe de la Organización Panamericana de la Salud (el más reciente en su materia) señaló en el 2004 que alrededor de 9.000 buzos practicaban la pesca submarina de langosta. Entre ellos, el 97% había presentado algún grado del síndrome por descompresión y al menos 4.200 miskitos tenían discapacidad total o parcialmente a causa de este mal.

El proceso ante la CIDH involucra a 43 víctimas, entre las cuales se cuenta a 21 ex buzos con algún tipo de discapacidad y 22 pescadores que fallecieron por motivos laborales. Las organizaciones representantes confían en que el litigio de este caso contribuya a que el Estado adopte políticas y medidas estructurales que reparen el daño causado a las miles de personas afectadas en La Mosquitia hondureña.

Audio de la audiencia:

http://www.cidh.org/audiencias/143/10.mp3

Video de la audiencia:

http://www.oas.org/OASPage/videosasf/2011/10/102411_RubenDario_V3_2pm.wmv



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