miércoles, 12 de octubre de 2011

Pasos serios hacia la convivencia


La semana pasada la salvadoreña María Silvia Guillén, miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, expresó en pocas palabras y de manera contundente lo que para ella constituye la situación en Honduras: Que la gravedad de las violaciones a los derechos humanos en el país sólo puede compararse con la de los peores momentos de las dictaduras centroamericanas.

Aunque estas palabras fueron expresadas en el marco académico del seminario “Impunidad, libertad de expresión y justicia”, tiene fundamental importancia porque provienen de una funcionaria con una de las más altas investiduras en el sistema interamericano de protección a los derechos humanos y porque ratifican que las consecuencias del golpe de Estado siguen vigentes en tanto no exista voluntad política para acabar con la impunidad.

Además, en dicho seminario hubo unanimidad en expresar profunda preocupación por las restricciones a la libertad de expresión que se manifiestan en el asesinato de 16 periodistas y ataques contra la integridad física, psíquica y moral, y el derecho a la manifestación pública y pacífica, y por la impunidad generalizada producto de la inactividad y falta de voluntad política estatal para investigar y sancionar a los responsables materiales e intelectuales de los atentados contra los derechos humanos.

En este sentido, en el seminario se concluyó que para iniciar el lento proceso de reconciliación nacional es necesario que el Estado de unos primeros pasos que muestren su voluntad política y su compromiso serio con la construcción democrática, tales como, la adopción inmediata de la recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el sentido de ordenar que las Fuerzas Armadas no participen en actividades de seguridad ciudadana, lo que implica la desmilitarización del país, en particular en la región del Bajo Aguán.

Y la implementación diligente de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, del Examen Periódico Universal, de la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en particular la investigación y sanción de los responsables de las violaciones a derechos humanos, y la reparación a las víctimas.

Sólo de esta manera es posible avanzar hacia la resolución de los conflictos generados y agudizados por el golpe de Estado, y a partir de allí, hacia la construcción de una Honduras en donde la verdad y la justicia sean la piedra angular de nuestra convivencia.

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