miércoles, 16 de mayo de 2012

Impotencia

Radio Progreso declara su impotencia ante el repugnante crimen del periodista Ángel Alfredo Villatoro, y nos declaramos en estado de plena indefensión.

Con lo que está ocurriendo en nuestro país, ya no valen palabras, los análisis no logran alcanzar la realidad y los clamores de justicia ya dejaron de tener cabida. No podemos aceptar informes ni de la policía ni de la administración pública, porque después de tanto contubernio de las instituciones de seguridad y justicia con la criminalidad y la impunidad, no podemos creer en ninguna de sus versiones.

Somos promotores de esperanza y nos alimentamos de la esperanza, porque nos sustentamos en la fe en el Dios de la Vida. Sin embargo, frente a la brutalidad de quienes tienen el control de nuestra sociedad, la impotencia ha tomado su palabra, y el escenario de la Honduras que hoy tenemos pone en entredicho y en precariedad todas las esperanzas y optimismos que han acompañado a nuestra radio a lo largo de su historia.

Reconocemos nuestro estado de impotencia. Desde hace tres años venimos haciendo llamados desesperados por construir un pacto social entre los diversos sectores de la sociedad hondureña. Parecemos disco rayado con el llamado a construir acuerdos básicos compartidos. Y todo ha sido una voz en este desierto de oídos sordos.

Con el asesinato del periodista Ángel Alfredo Villatoro queda claro que todos los llamados a buscar consenso en torno a la lucha contra la impunidad y por construir una nueva institucionalidad, no tienen cabida. Los sectores que controlan la violencia y la impunidad se disputan entre sí negocios, posiciones y territorios, utilizando la brutalidad y el asesinato de periodistas para aplastar la libertad de expresión y de prensa. Y lo están consiguiendo en dosis muy altas.

Como no existen oídos sensatos que escuchen nuestro clamor por un pacto social con acuerdos mínimos, entonces nos toca declararnos en estado de impotencia. Necesitamos proteger nuestras vidas y las vidas de nuestros seres queridos, y como hasta hoy nadie de quienes tienen capacidad de decisión nos escuchó, nos toca ahora pedir a quienes amenazan nuestras vidas por ejercer este servicio desde el periodismo, que nos digan qué quieren, qué buscan. Dígannos, por favor, ¿qué quieren de nosotros y hacia dónde nos quieren llevar?

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