jueves, 12 de septiembre de 2013

¿Hasta cuándo?



Si la semana pasada creímos que con la elección del Fiscal General del Ministerio Público y su adjunto se cerraba el círculo del poder absoluto, el Congreso Nacional, aprovechando la algarabía del partido Honduras-México, tomó una nueva decisión que definitivamente garantizará la impunidad. Nos referimos a la elección del primer Consejo de la Judicatura.
De acuerdo con la Ley del Consejo de la Judicatura y  de la Carrera Judicial, con este nuevo órgano se separan las funciones administrativas y jurisdiccionales de la Corte Suprema de Justicia, lo cual en teoría debería garantizar que la selección, ingreso, traslado y remoción de los jueces y juezas no queda en manos de los magistrados, sino de un órgano independiente.
En otras palabras, el Consejo de la Judicatura y de la Carrera Judicial es el encargado de organizar y dirigir financieramente y administrativamente el Poder Judicial y nombrar y remover a magistrados de Cortes de Apelaciones y Jueces, así como a los demás funcionarios y auxiliares jurisdiccionales, personal administrativo y técnico. En este sentido, su conformación es fundamental para garantizar la independencia, imparcialidad y competencia de los operadores judiciales.
Por ello, el Congreso Nacional, sabiendo de la importancia de este nuevo órgano, eligió por una mayoría de 110 votos a favor a Julio César Barahona, Rolando Argueta, Francisco Quiroz y Teodoro Bonilla como propietarios y a Liliam Maldonado y Celino Aguilera como suplentes, cuyos nombres ratifican una vez más la lógica del reparto político partidario en menoscabo de los intereses de la justicia.
Pero además, pese a que el artículo 4 de la ley del Consejo de la Judicatura y de la Carrera Judicial prescribe que las asociaciones de jueces tendrán derecho a integrar un representante cada uno, el Congreso Nacional violentó esta normativa y eligió a dos representantes de la Asociación de Empleados y funcionarios del Poder Judicial de Honduras (ASOJMAH) y excluyó a la Asociación de Jueces por la Democracia (AJD).
Evidentemente, esta exclusión se debe a que la AJD ha jugado un papel fundamental en la defensa de la independencia judicial, mientras que la ASOJMAH es simplemente una asociación plegada al poder de turno.
El descaro y la desvergüenza no tienen límites para esta clase política. ¿Cuánto más soportaremos y permitiremos que la corrupción, el cinismo, la arbitrariedad y la ilegalidad de estos políticos nos condenen a seguir siendo una república bananera?

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