miércoles, 1 de abril de 2015

Lecciones básicas de democracia para un gobierno autoritario



La Constitución de la República concibe a los derechos humanos como el orden y la base fundamental sobre la que descansa el Estado y sus instituciones; por ello, sus prácticas deben asegurar el respeto y promoción de la dignidad humana si desean lograr algún nivel de legitimidad.

El derecho a la participación política y social a través de la manifestación pública es esencial en la vida democrática de las sociedades que se precien civilizadas. Por ello, el intercambio de ideas y reivindicaciones sociales como forma de expresión, supone el ejercicio de otros derechos como el derecho de la ciudadanía a reunirse y a manifestarse pacíficamente.

En tal sentido, la participación en manifestaciones, como ejercicio de la libertad de expresión y de la libertad de reunión, reviste un interés social absoluto y forma parte del buen funcionamiento del sistema democrático. 

Por ello, el Estado de Honduras no sólo debe abstenerse de interferir con el ejercicio del derecho a la manifestación pacífica, sino que debe adoptar medidas para asegurar su ejercicio efectivo.

Bajo estos parámetros, la represión, criminalización y estigmatización de las protestas estudiantiles es un ejemplo de lo poco o nada que entiende el gobierno de Juan Orlando Hernández sobre democracia.

Y lo más lamentable y peligroso es la estigmatización de los estudiantes asesinados la semana anterior, a la cual se han adherido no solo algunos de los ministros de gobierno sino también altos jerarcas religiosos y los grandes medios de comunicación, casi justificando la ejecución de estos niños y niñas.

Como lo señala José Guadalupe Ruelas, director de Casa Alianza, “Hay un apresuramiento bastante sintomático por decir -yo no fui-, al enjuiciar a los fallecidos, sacar defectos y afectar su imagen con una hipótesis previsible”. 

Si los crímenes están ligados a las protestas, el Estado tiene la obligación de investigar porque hasta el momento, en palabras de Ruelas, “no hay claridad en lo sucedido y lo único claro es que los jóvenes participaron en las protestas, se les siguió y se les asesinó”.

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