miércoles, 23 de noviembre de 2016

Tres bofetadas a la MACCIH

La Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH) llegó al país en un ambiente de desconfianza por parte de un amplio sector de la ciudadanía, particularmente de la que exigía en las calles un órgano con facultades similares a las de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala.

La MACCIH se instaló con los objetivos de colaborar activamente con las instituciones encargadas de prevenir, investigar y sancionar la corrupción, y proponer reformas legales e institucionales dentro del Sistema de Justicia y contribuir a fortalecer los mecanismos de rendición de cuentas.

De acuerdo con el convenio firmado, el Estado de Honduras está obligado a garantizar que la MACCIH tenga libertad de movimiento y acceso en el territorio sin restricciones, asegurar la supervisión y colaboración activa con las autoridades en las diligencias de investigar casos, y garantizar pleno acceso a la información que guarde relación con una investigación, en posesión de civiles o militares.

Seis meses después, la MACCIH aún no ha realizado alguna acción contundente que permita a la ciudadanía pensar que pese a las limitaciones de sus facultades, puede ser un elemento fundamental para la lucha contra la impunidad y la corrupción.

Lo que sí hemos visto es la respuesta agresiva del gobierno, específicamente del presidente Juan Orlando Hernández y del presidente del Congreso Nacional Mauricio Oliva, quienes han dejado claro que la MACCIH es un órgano extranjero que no tiene derecho a intervenir en los asuntos internos del país. En concreto, el gobierno le ha dado tres bofetadas.

Primero, sobre el nuevo Código Penal ha hecho caso omiso a las recomendaciones de la MACCIH al omitir establecer los tipos penales sobre corrupción de acuerdo con los estándares internacionales, permitir poco rigor respecto a las penas privativas de libertad en los delitos de corrupción y consentir la aplicación de beneficios para quienes sean condenados por tal delito.

Segundo, sobre la nueva Ley de Política Limpia, el Congreso reformó el artículo acerca de la creación de la Unidad de Transparencia que de acuerdo con la propuesta de la MACCIH debía ser dirigida por una persona y no por tres como finalmente quedó, y cuya elección estará fuertemente controlada por los poderes dentro del gobierno.

Tercero, sobre la elección del Tribunal Superior de Cuentas, no se tomó en cuenta las recomendaciones de la MACCIH relativas a la garantía de autonomía e independencia y no se conocieron los criterios de selección ni las calificaciones asignadas a las personas postulantes.

Frente a esta situación, ¿qué hará la MACCIH? Lo que está claro es que está siendo exhibida por el gobierno como un organismo débil y provocando mayor desconfianza ciudadana.

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