De acuerdo con datos del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, desde el 1 de enero al 8 de febrero de este año, 33 niñas y mujeres han sido asesinadas en Honduras; es decir, prácticamente una mujer está siendo asesinada cada día en el país.
El 83 por ciento de estos femicidios ocurrieron en Cortés, Francisco Morazán, Comayagua, Yoro y Atlántida, los cuales, en palabras de Migdonia Ayestas, directora del Observatorio, son verdaderos “departamentos femicidas”.
Una de las características graves de esta situación no solamente es la impunidad estructural que rodea estos femicidios, sino también la posición de un alto porcentaje de la sociedad y de algunas autoridades que ve a las propias víctimas de estos crímenes como responsables.
Por un lado, parte de la sociedad culpa a las víctimas de su propia muerte, entre otras cosas, por vestir de determinada manera y por salir a determinadas horas, detrás de lo cual se encuentra un conjunto de creencias y valores que le asignan a la mujer un lugar solo el ámbito privado y en las tareas de cuidados.
Por otro lado, las autoridades públicas no toman en cuenta el contexto de violencia contra la mujer en el que se ejecutan los femicidios, ya que el Estado no ha implementado las medidas necesarias para que quienes reciben las denuncias tengan capacidad y sensibilidad para entender la gravedad de los hechos.
En términos generales, la cultura patriarcal que promueve la discriminación y la naturalización de las violencias contra las mujeres contribuye a que los femicidios no se perciban como un grave problema que requiere acciones inmediatas y contundentes.
Desde el ERIC y Radio Progreso alzamos la voz de alarma frente a los femicidios, nos comprometemos a continuar aportando nuestro granito de arena para liberar de sexismo y discriminación nuestros espacios, y alentamos al Estado de Honduras a que considere seriamente esta situación como de emergencia nacional.
El 83 por ciento de estos femicidios ocurrieron en Cortés, Francisco Morazán, Comayagua, Yoro y Atlántida, los cuales, en palabras de Migdonia Ayestas, directora del Observatorio, son verdaderos “departamentos femicidas”.
Una de las características graves de esta situación no solamente es la impunidad estructural que rodea estos femicidios, sino también la posición de un alto porcentaje de la sociedad y de algunas autoridades que ve a las propias víctimas de estos crímenes como responsables.
Por un lado, parte de la sociedad culpa a las víctimas de su propia muerte, entre otras cosas, por vestir de determinada manera y por salir a determinadas horas, detrás de lo cual se encuentra un conjunto de creencias y valores que le asignan a la mujer un lugar solo el ámbito privado y en las tareas de cuidados.
Por otro lado, las autoridades públicas no toman en cuenta el contexto de violencia contra la mujer en el que se ejecutan los femicidios, ya que el Estado no ha implementado las medidas necesarias para que quienes reciben las denuncias tengan capacidad y sensibilidad para entender la gravedad de los hechos.
En términos generales, la cultura patriarcal que promueve la discriminación y la naturalización de las violencias contra las mujeres contribuye a que los femicidios no se perciban como un grave problema que requiere acciones inmediatas y contundentes.
Desde el ERIC y Radio Progreso alzamos la voz de alarma frente a los femicidios, nos comprometemos a continuar aportando nuestro granito de arena para liberar de sexismo y discriminación nuestros espacios, y alentamos al Estado de Honduras a que considere seriamente esta situación como de emergencia nacional.
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