martes, 4 de mayo de 2010

Una Comisión de Verdad

El mayor capital de una Comisión de la Verdad son sus integrantes, quienes deben ser elegidos por su alta calidad moral y profesional, y sobre todo, por su lucha destacada en la defensa de los derechos humanos.

Estas características son las que diferencian enormemente a los miembros de la Comisión de la Verdad oficial instalada por el gobierno de Lobo Sosa y a los miembros de la Comisión de la Verdad alternativa anunciada por la Plataforma de Derechos Humanos, en coordinación con diferentes organizaciones internacionales como el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional y la Federación Internacional de Derechos Humanos.

Por poner unos cuantos ejemplos, mientras la Comisión de la Verdad oficial no está integrada por ninguna persona reconocida internacionalmente por su capacidad y compromiso con los derechos humanos, la Comisión de la Verdad alternativa está conformada nada más y nada menos que por dos Premio Nobel de la Paz, la guatemalteca Rigoberta Menchú y el argentino Adolfo Pérez Esquivel.

Mientras la Comisión de la Verdad oficial está integrada por un abogado canadiense, Michael Kergin, miembro de la firma de abogados Bennett Jones que representa a compañías mineras de Canadá con grandes intereses en Honduras, la Comisión de la Verdad alternativa está integrada por el holandés Theo Van Boven, un reconocido jurista internacional y experto en derechos humanos, quien se ha desempeñado, entre otras cosas, como Relator Especial de Naciones Unidas contra la Tortura.

Mientras la Comisión de la Verdad oficial está integrada por el ex vicepresidente y ex canciller guatemalteco, Eduardo Stein, vinculado a los grupos de poder político y económico en Guatemala, la Comisión de la Verdad alternativa está integrada por Nora Cortiñas, cofundadora de las Madres de Plaza de Mayo de Argentina, una organización que ha luchado por la defensa de los derechos humanos, el fin de la impunidad y el conocimiento de la verdad de los hechos sucedidos durante las dictaduras militares en el país sudamericano.

Mientras la Comisión de la Verdad oficial la integra María Zavala Valladares, ex ministra de Justicia del gobierno de Alan García en Perú, la Comisión de la Verdad alternativa la integra la ecuatoriana Elsie Monge, reconocida defensora de los derechos humanos e integrante de la Comisión de la Verdad en Ecuador creada para investigar, esclarecer e impedir la impunidad en los hechos violentos y violaciones a los derechos humanos atribuidos a agentes del Estado, ocurridos entre 1984 y 1988.

Con estos pocos ejemplos, es claro que la Comisión de la Verdad oficial no tiene la capacidad técnica ni la altura moral para realizar una función tan importante como la investigación de los hechos y el señalamiento de los responsables; en cambio, la Comisión de la Verdad anunciada por la Plataforma de Derechos Humanos tiene toda la potencialidad para ser una Comisión de Verdad, tal y como lo exigen los estándares internacionales en la materia.

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