martes, 5 de mayo de 2015

El país a la inversa



El reconocido abogado Omar Menjívar, acertadamente publicó la semana anterior una satírica reflexión sobre lo que es Honduras y que nos recuerda la frase célebre de que aquí “el corcho se hunde y el plomo flota” y también “el mundo al revés” que Eduardo Galeano nos describe en uno de sus libros.

Señalaba que en nuestro país la política se ha judicializado y la justicia se ha politizado; que las famosas pruebas de confianza no son confiables; que el soberano es la directiva del congreso Nacional y no el pueblo hondureño.

Manifestaba que el poder constituido es más poderoso que el poder constituyente; que la Sala de lo Constitucional es inconstitucional; que la propia Constitución es inconstitucional; que lo que hace poco era malo, ahora es bueno y necesario; y que los corruptos son invitados a los foros para disertar sobre el combate a la corrupción.

Y a ello podríamos añadirle las palabras del presidente del Congreso Nacional para quien Honduras es un país respetuoso de los derechos humanos mientras diariamente la muerte por hambre, enfermedad y violencia enluta a las familias hondureñas.

También podríamos añadir las palabras del presidente Juan Orlando Hernández y algunos de sus funcionarios para quienes aquellas personas que denunciamos la gravedad de la situación somos traidoras a la patria, mientras su gobierno vende a pedazos el país y adopta medidas legales y económicas que dejan en mayor vulnerabilidad a la población.

Como dice el abogado Menjívar, “¡Está claro que vivimos en un país a la inversa!” y por ello debemos cuestionarnos permanentemente hasta cuándo seguiremos permitiendo que nuestra casa común que es Honduras continúe siendo gobernada por los verdaderos enemigos de la patria.

Si la verdadera democracia implica el gobierno de los mejores, parafraseando un pensamiento que circula en las redes sociales, en Honduras nuestra democracia huele a cadáver porque los buitres están en el poder.

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