miércoles, 15 de septiembre de 2010

El juicio contra 17 militares guatemaltecos es un espejo para los militares hondureños

Entre el 6 y 8 de diciembre de 1982, miembros de las fuerzas armadas de Guatemala asesinaron a 251 habitantes, entre niños, mujeres y hombres, de la aldea de Las Dos Erres, en el departamento de Petén. Las personas ejecutadas habrían sufrido previamente torturadas y muchas mujeres violadas.

Aunque hasta el año 1994 las autoridades de ese país iniciaron investigaciones sobre la masacre, las mismas se caracterizaron por la falta de exhaustividad y diligencia, y su consecuente ausencia de juzgamiento y sanción de los responsables materiales e intelectuales, dejando estos crímenes en la más absoluta impunidad.

Por ello, se tuvo que recurrir ante instancias internacionales para obtener justicia al respecto, lográndose que en noviembre de 2009 la Corte Interamericana de Derechos Humanos resolviera en una sentencia que el Estado guatemalteco era responsable internacionalmente por no haber investigado estos hechos seriamente.

En este sentido, el tribunal interamericano le ordenó a Guatemala, entre otras cosas, investigar, sin mayor dilación, de forma seria y efectiva tales crímenes con el propósito de juzgar y, eventualmente, sancionar a los presuntos responsables de los mismos.

Atendiendo esta sentencia, la Corte Suprema de Justicia ordenó proseguir el proceso penal contra los señalados como responsables, lo cual se tradujo en una orden del Juzgado de Alto Impacto de Guatemala para enjuiciar a los militares retirados Reyes Collin Gualip, Manuel Pop San y Carlos Antonio Carías, y reactivar las órdenes de captura contra otros 13 militares implicados que se encuentran prófugos.

Los delitos de que se les acusa son, entre otros, asesinato y delito de deberes contra la humanidad, es decir, actos que constituyen graves violaciones a los derechos humanos que nunca prescriben.

Por eso, aunque hayan pasado 28 años para que se comenzará a hacer justicia a las víctimas guatemaltecas, resulta esperanzador saber que a veces la justicia tarda pero llega y que los crímenes cometidos por Micheletti y sus ministros de facto, Romeo Vásquez y demás militares, Jesús Escoto Salinas y demás policías, y otros autores intelectuales y materiales, no quedarán en la impunidad.

Cada día la historia nos da ejemplos de que los responsables de este tipo de crímenes serán juzgados: Ayer fue Pinochet, Videla y Fujimori, hoy estos 17 militares guatemaltecos, mañana serán los que dieron el golpe de Estado y se cobijan en la impunidad.

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