miércoles, 25 de julio de 2012

Golpista, quebrador de empresas y candidato presidencial


El Estado y sus empresas públicas, que constitucionalmente se constituyeron para ser un factor de integración y cohesión social, han sido convertidas en un botín por parte de quienes nos han gobernado, y han sido utilizadas fundamentalmente para premiar a aquellos y aquellas que han servido fielmente a los intereses de quienes tienen el poder político, económico y social.

Al mismo tiempo, los sucesivos gobiernos han puesto en la dirección o gerencia de las empresas estatales a personas incapaces y corruptas con el objetivo de que sean conducidas a la quiebra, de desprestigiarlas ante la población que hace uso de ellas y justificar de este modo su privatización.

Un ejemplo reciente de ello es lo que pasa con la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones (HONDUTEL) bajo la administración militar de Romeo Vásquez Velásquez, quien fue premiado por el gobierno de Lobo Sosa por su importante servicio al golpismo nacional y la defensa de sus intereses a través de la represión militar y policial que ha producido graves violaciones a derechos humanos consideradas crímenes de lesa humanidad por la propia Comisión de la Verdad y la Reconciliación.

Pero a su vez, la administración del general golpista ha agravado la crisis de HONDUTEL a tal punto que pese a la caída de los ingresos, incrementó los gastos con 1,200 empleados más que seguramente son activistas políticos y defensores del golpismo a quienes les habían prometido un puesto dentro de las estructuras del Estado.

Durante la gerencia de Vásquez Velásquez se produjeron pérdidas por 139.2 millones de lempiras y reducción de activos en 778.8 millones de lempiras, lo cual ha provocado la descapitalización de la HONDUTEL. Frente a esta crisis, el gobierno realiza un circo mediático anunciando la intervención de la empresa telefónica pero sin anunciar una investigación seria y efectiva que determine la responsabilidad penal y civil del general.

Evidentemente, tal investigación es una utopía tal y como ha sido hasta el momento la investigación y sanción del general golpista por su participación activa en el rompimiento del orden constitucional y las graves violaciones a derechos humanos.

Y lo peor de todo es que siendo un enemigo de la democracia y sus valores, ha inscrito su propio partido para intentar alcanzar la primera legislatura del país. Su papel frente al golpe de Estado y el descalabro de HONDUTEL es un ejemplo claro de la incompetencia, corrupción y desprecio por la dignidad humana de este militar.

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