La semana anterior, la Sala de
Primera Instancia I de la Corte Penal Internacional condenó al ex líder rebelde congolés Thomas Lubanga a 14 años de
prisión en el primer e histórico juicio de este tribunal internacional.
Como líder de la Unión de
Patriotas Congoleños y comandante en jefe de su rama militar, las Fuerzas
Patrióticas por la Liberación del Congo, Lubanga fue acusado por haber cometido
el crimen de guerra de alistar y reclutar menores de 15 años de edad y
utilizarlos para participar activamente en las hostilidades en la provincia del
este de la República Democrática del Congo, entre septiembre de 2002 y agosto
de 2003.
El juicio de Lubanga y esta
histórica sentencia en su contra es un fuerte mensaje a los actuales y futuros
criminales de que la impunidad no será tolerada. Por ello, esta sentencia debe
ser tomada con entusiasmo por quienes luchan contra la impunidad en Honduras,
ya que las graves violaciones a derechos humanos cometidas durante el golpe de
Estado están siendo objeto de un examen preliminar por parte de la Fiscalía de
la Corte Penal Internacional.
No obstante, este entusiasmo debe
traducirse urgentemente en la promoción de acuerdos mínimos para impulsar una
articulación nacional que permita dotar a la oficina de la Fiscalía de este tribunal
internacional de los insumos necesarios para que concluya que existe fundamento
suficiente para abrir una investigación en torno a la responsabilidad penal
internacional de los altos responsables del gobierno de facto y otros
actores.
Si bien esta sentencia sirve de manera general para
transmitir a la clase dirigente mundial el mensaje de que aquellos que incurran
en delitos atroces no quedarán impunes, en el caso particular de Honduras
también debería servir para que aquellos y aquellas que luchamos por los
derechos humanos asumamos la responsabilidad histórica de articularnos de una
vez por todas en nombre de la dignidad de las víctimas que siguen esperando
justicia.
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