La Unidad de Inteligencia del diario inglés The Economist publica cada año el índice de democracia, el cual es una clasificación mediante la cual se mide la fragilidad o fortaleza democrática de cada 165 países del mundo.
El análisis se realiza en base a cinco pilares: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del Gobierno, participación política y cultura política, y dependiendo de sus resultados los países se clasifican en democracia completa, democracia débil, régimen híbrido y régimen autoritario.
Honduras ha sido catalogada como un régimen híbrido y a un eslabón de ser totalmente autoritario, caracterizado por la falta de un poder judicial independiente, corrupción generalizada, acoso y presión sobre los medios de comunicación, bajos niveles de participación ciudadana y presión sobre la oposición política.
Sumado a ello, el Índice Bertelsmann que mide los procesos de transformación hacia la democracia y que es el resultado de la colaboración de cerca de personas académicas de cerca de 300 países, señaló recientemente que Juan Orlando Hernández reconvirtió a Honduras en una autocracia.
Es otras palabras, estamos bajo un régimen político en el que una sola persona gobierna sin someterse a ningún tipo de limitación, ya que cada vez son menos los pesos y contrapesos capaces de detener el poder de Hernández, quien goza de impunidad.
Dicha impunidad no puede comprenderse sin considerar el hecho de que Hernández controla al Consejo Nacional de Defensa y Seguridad, y al Congreso Nacional, que eligió a las altas magistraturas del poder judicial y reeligió al Fiscal General.
¿Hay alguien que objetivamente crea que vivimos en democracia?
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