viernes, 7 de diciembre de 2012

¿Qué clase de Estado es Honduras?


Nuestra Constitución de 1982 afirma categóricamente que el Estado se constituye para asegurar a todas las personas el goce de la justicia, la libertad, la cultura y el bienestar económico y social.

Si asumimos que la Constitución es cómo un plano en el que dibujamos la casa común que queremos construir, la sociedad en la que queremos vivir en un futuro inmediato, y quienes elegimos son los obligados a edificarla siguiendo las instrucciones del plano, 30 años después debemos preguntarnos si nuestra realidad, si nuestra casa común construida después de 3 décadas de vigencia constitucional se acerca a lo que establece la Constitución.

Sin necesidad de hacer un análisis profundo se puede observar que la realidad hondureña evidencia que no se han logrado cumplir los objetivos constitucionales acordados y que más bien las reformas en materia económica y jurídica de los últimos 30 años sólo han servido para profundizar la violencia, la desigualdad y la exclusión.

Además, tenemos instituciones públicas ineficientes, graves y permanentes escándalos de corrupción económica y política, crisis del sistema financiero nacional, destrucción y entrega de nuestros bienes naturales, un sistema judicial politizado, un ejército represor y una policía corrupta y amplios espacios del territorio en manos del crimen organizado ante la debilidad y ausencia del Estado.

Por tanto, hay un desfase profundo entre la promesa constitucional de crecimiento, bienestar, desarrollo humano, seguridad, estabilidad política y respeto de los derechos humanos, y el escenario de exclusión social y violencia en que vive una mayoría considerable de la población

Recordando las palabras del tratadista español Elías Díaz de que no todo Estado es un Estado de derecho, podríamos concluir con contundencia que Honduras es un Estado, lleno de leyes sí pero no un auténtico Estado de derecho cuya principal característica es el pleno respeto de los derechos humanos y la garantía de su libre ejercicio para lograr las condiciones necesarias para la plena realización del ser humano.

 

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