sábado, 28 de mayo de 2011

Libertad de expresión: Comunicación y violencia


Por: Gustavo Cardoza*

Una de las enormes consecuencias del Golpe de Estado de junio de 2009, es el alto índice de violencia que abate a la sociedad hondureña. Con facilidad escuchamos, vemos y sentimos testimonios de asaltos, violaciones, extorsión y muerte a la orden del día en las colonias, barrios y aldeas de nuestro país. Y los medios de comunicación somos, en parte, los responsables de reproducir ese mundo de violencia y en muchos casos contribuimos a agrandar esa violencia “casi institucionalizada”. Aunque como periodistas y comunicadores no “podemos ocultar la realidad”, tenemos la responsabilidad de hacer un “tratamiento especial” al tema de la violencia.

No podemos convertirnos en repetidores y voceros de las pobres argumentaciones de los órganos de seguridad del país. Muchas veces caemos en el juego de ser como los pericos, repetimos lo que nos dicen los demás, tomamos las declaraciones de las autoridades como palabra santa, allí es dónde debemos actuar, investigar, ir más allá de los hechos meramente contados sin un contexto, debemos hacer de la nota roja, una fuente no de morbosidad, debemos tratar la temática de la violencia como una de la prioridades de la problemática de nuestra población.
Según cifras de la oficina del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), alrededor de 16 personas en Honduras mueren de manera violenta; casi cada hora y media un hondureño u hondureña es asesinada.
En la última década en Honduras (2000 – 2010) fueron asesinadas 36,036 personas.

Y esto convierte a las instancias encargadas de dar seguridad en Honduras en simples espectadores de una realidad que escapa de sus manos, o en el peor de los casos, muchos son directamente vinculados a esta cultura de la sospecha, de acusación constante, dicho de otra manera es en muchos casos, la policía, y sus dependencias, y las otras estructuras de seguridad las que se ven por la sociedad hondureñas como constructores de la criminalidad y violencia.

Siempre según cifras del CONADEH, 3,907 denuncias fueron presentadas en contra de miembros de la Policía Preventiva y 2,868 contra agentes de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC). Como dirían nuestros sabios y sabias abuelas, “ponemos el queso para que lo cuiden los ratones”.

En el presupuesto anual de la república correspondiente al 2011 se destinarían a la secretaría de seguridad la cantidad, nada despreciable de 3,110 millones de lempiras. Y nos preguntamos: ¿tanto dinero para tan poca seguridad?, tanto ruido para tan pocas nueces. La población hondureña sigue indefensa, vulnerable ante tanta violencia. Como ejemplo uno de los sectores más golpeados desde la crisis social desatada por el Golpe de

Estado del 2009, es el sector del periodismo. Medios de comunicación amenazados, hostigados, con atentados en sus instalaciones y el personal de esos medios de comunicación; para citar algunos casos: “La Voz de Zacate Grande” en el sur del país y la radio garífuna “Faluma Bimetu” en la costeña aldea de Triunfo de la Cruz, en Tela, Atlántida, son casos vivientes y en total impunidad. En lo que va desde el mencionado golpe de estado a la fecha son 13 los periodistas y comunicadores que han sido víctimas de la violencia, común, política y hasta estatal por la inoperancia en las investigaciones de estas muertes.

A continuación presentamos un recuento de las víctimas en el periodismo hondureño desde el 2009 al 2011. Según datos de archivo, de Radio Progreso y el ERIC-SJ estos son los periodistas y comunicadores hondureños asesinados:

2009

Gabriel Fino Noriega:

Asesinado el 02 de julio de 2009, ejecutado en la comunidad de San Juan Pueblo por hombres a bordo de un vehículo en marcha que le dispararon. Datos preliminares señalaban que el periodista había recibido amenazas previas por cubrir en radios locales las actividades de la resistencia popular organizada tras el Golpe de Estado y expresar su rechazo al mismo.

2010

Nicolás Asfura (18 de febrero):
El periodista, de 42 años, fue encontrado muerto en el apartamento que habitaba en la colonia Santa Bárbara de Tegucigalpa. Se había graduado como licenciado en Ciencias de la Comunicación en 1988 en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Trabajó como periodista en canal 45, también se desempeñó como locutor en radios de Comayagüela y Tegucigalpa. Fue encontrado muerto el 18 de febrero.

Joseph Hernández Ochoa (1 de marzo):

El periodista de televisión, de 26 años, muere a tiros cuando iba en automóvil. También resultó herida su colega Karol Cabrera, quien culpó a seguidores del ex presidente Manuel Zelaya y ahora está exiliada en Canadá. Fue asesinado en la capital de Honduras, Tegucigalpa.

David Meza Montesinos (11 de marzo):

De 51 años muere acribillado en La Ceiba (Atlántico Hondureño), tercera ciudad más importante de Honduras. Era corresponsal del telenoticiario "Abriendo Brecha" del Canal 10, transmitido desde Tegucigalpa y laboraba para radios locales.


Nahúm Palacios Arteaga (14 de marzo):

Muerto a los 34 años de edad, asesinado en el municipio de Tocoa en el departamento de Colón, mientras se conducía en vehículo a su casa. Trabajaba para Canal 5 y radio Tocoa. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos había pedido medidas de protección para él en 2009 luego de que recibiera amenazas de militares tras el golpe de Estado.

Bayardo Mairena y Manuel Juárez (26 de marzo):

El periodista (José Bayardo Mairena Ramírez), de 52 años, y su asistente (Manuel Juárez), de 54, son asesinados a tiros mientras viajaban en un vehículo cerca de Juticalpa, 200 km al este de Tegucigalpa. Mairena dirigía el programa "Así es Olancho" en radio Excélsior y trabajaba en el Canal RZ, Canal 4 y la radio "Súper 10".

Luis Chévez Hernández (11 de Abril):
Asesinado Luis Chévez Hernández locutor, de 23 años, en San Pedro Sula. Trabajaba en la radioemisora W105, una radio dirigida a una audiencia juvenil, con programación musical. Es asesinado junto a un familiar con quien se conducía. Apodado el “Huevo”.

Jorge Alberto Orellana (20 de abril):
El periodista conocido popularmente como “Georgino”, de 48 años, fue asesinado de un disparo al salir del canal de televisión donde trabajaba en San Pedro Sula, segunda ciudad más importante de Honduras. Conducía el programa "En vivo con Georgino". Laboró por muchos años para la cadena de televisión, Televicentro, empresa defensora del Golpe de Estado, pero dejó de laborar para esa institución antes de su muerte. Era catedrático de la carrera de periodismo de la UNAH en su campus en la capital industrial de Honduras.

Luis Arturo Mondragón (14 de junio):
Comunicador de 53 años de edad fue reportado muerto en el oriente de Honduras, fue asesinado a las 10 de la noche del 14 de junio en la comunidad de Santa Clara, en el municipio de Danlí, departamento de El Paraíso, a unos 150 kilómetros de Tegucigalpa. Era director de noticias del Canal 19.

Israel días Zelaya (24 de agosto):
Conocido popularmente como “Chacatay”. Fue encontrado muerto en las plantaciones de caña de azúcar en Villanueva, Cortés, a 30 minutos de SPS. Laboró en el programa “Claro y Pelado” bajo la dirección del periodista Carlos Rodríguez Panting, en radio Internacional, Igual lo hizo, en el programa “Comentando la Noticia”, que dirige Jesús Vélez Banegas. Fue colaborador del programa televisivo “Tele-Diario” que dirige Gabriel García Ardón.

Henry Suazo (28 de diciembre):
Corresponsal de HRN, laboraba para la compañía Cable Visión del Atlántico (CVA), que tiene los canales 9 en Santa Ana y 29 en San Juan Pueblo, y era corresponsal Canal 6 de San Pedro Sula. Por dos años fue corresponsal de Radio Progreso. Fue asesinado en San Juan Pueblo, a 20 minutos de La Ceiba, Atlántida, en el norte del país.

2011

Héctor Francisco Medina Polanco (10 de mayo):
El comunicador social perdió la vida en el hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula, víctima de tres disparos en la espalda que le infirieron supuestos sicarios a bordo de una motocicleta, cuando salía de su lugar de trabajo en el canal Omega Visión en Morazán, Yoro. Nació el 5 de marzo de 1974.

En este contexto dónde no sólo se cruzan datos y cifras, sino que también convergen realidades humanas, historias inconclusas, sueños declinados y violación a derechos humanos fundamentales, es dónde los periodistas, comunicadores y medios alternativos debemos defender nuestro derecho a la vida, a la libertad de prensa e información y la libertad de expresión como herramienta necesaria para el desarrollo de nuestro pueblo.

Como bien nos recuerda Monseñor Romero:

“Es lástima, hermanos, que en estas cosas tan graves de nuestro pueblo se quiera engañar al pueblo. Es lástima tener unos medios de comunicación tan vendidos a las condiciones. Es lástima no poder confiar en la noticia del periódico o de la televisión o de la radio porque todo está comprado, está amañado y no se dice la verdad” (Homilía 2 de abril de 1978).

Y como buen pastor nos indica cual es el camino que los medios de comunicación debemos seguir no importando nuestra poca cobertura o el alcance geográfico o de audiencia que tengamos:

“Si cuentan con todos los medios de comunicación, ¿qué estorbo puede hacer una emisora y un pequeño periódico? La justicia es nuestra fuerza, la verdad es lo que hace grande la pequeñez de nuestros medios” (Homilía 8 de octubre de 1978).
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* Periodista de Radio Progreso.

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