Nosotros hombres y mujeres, jóvenes y adultos, militantes del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, reunidos en Asamblea Nacional, en la ciudad de El Progreso, Yoro, luego de las deliberaciones propias de la jornada sobre la actual coyuntura nacional y nuestro accionar en el contexto de la continuidad del golpe de Estado del 28 de junio de 2009, garantizada por un gobierno elegido en la ilegalidad, proclamamos ante el pueblo hondureño y la comunidad internacional, lo siguiente:
PRIMERO: Que los hondureños y hondureñas vivimos aún bajo los devastadores efectos producidos por el golpe de Estado civil militar perpetrado por las fuerzas más oscurantistas de la clase económica y política que mantiene capturado el país, manejándolo a su antojo y conveniencia instrumentalizando toda su institucionalidad para favorecer sus mezquinos intereses, afianzando cada vez más un verdadero sistema de impunidad, exclusión y desmedida corrupción, que atropella la dignidad de las mayorías, condenándolas a la miseria y a la muerte.
SEGUNDO: Que en ese contexto, el gobierno continuador del golpe de Estado, y que preside Porfirio Lobo Sosa, ha convocado a un falso diálogo nacional, con la sola intención de ocultar lo inocultable, ya que la fuerza y la violencia represiva y asesina sigue imponiéndose sobre los grupos o sectores más vulnerables que con dignidad luchan por mejores condiciones de vida y, tras esas manifestaciones violentas, es clara la presencia y dirección de las verdaderas fuerzas de poder fáctico que lideraron el golpe de Estado, y que descaradamente siguen definiendo las decisiones fundamentales del país.
Una clara muestra de lo anterior, lo constituye la permanente agresión y despojo del que son víctimas los campesinos del Valle del Aguan y la Comunidad de Zacate Grande en el sur del país, donde las fuerzas represivas del Estado y paramilitares armados por los terratenientes, liderados por el voraz Miguel Facussé, impunemente asesinan, atropellan e ilegalmente se apropian de las tierras que por justicia y derecho les corresponde a los campesinos.
Ese violento e inescrupuloso grupo de poder fáctico que cuenta con el aplauso y promoción de los también poderosos medios corporativos de comunicación, es el que determinó la aprobación de un decreto de amnistía con el que pretenden cubrir de impunidad y excluir de responsabilidad a los que amparados en el golpe de Estado, cometieron las más terribles violaciones a los derechos humanos; son los mismos que también decidieron la aprobación de una ley de empleo temporal que aniquila los derechos fundamentales de los trabajadores y trabajadoras y por los cuales la clase obrera luchó desde la histórica huelga de 1954 y se burló de los y las asalariadas del país, aprobando un insignificante salario mínimo, propiciando además la ocasión para cercenar derechos constitucionalmente garantizados al magisterio nacional y otros sectores que fueron des indexados de los beneficios del salario mínimo.
Esa misma clase oligárquica es la que ahora ha decidido criminalizar formalmente la lucha de los sectores sociales, al amparo de una ley antiterrorista que coloca bajo la lupa de la sospecha y convierte a su antojo en blanco de persecución penal a todos y todas quienes luchamos por forjar una Honduras más justa, libre y equitativa.
Son los mismos que hoy están avocados a la feroz campaña de apropiación de los recursos naturales, despojando a las comunidades más postergadas del país de la riqueza que les pertenece por derecho natural y humano, expropiándoles su futuro.
TERCERO: Ante la ruptura del orden constitucional provocada por el golpe de Estado, la realidad planteada nos coloca frente al reto de construir una propuesta que nazca del conocimiento de las auténticas aspiraciones del pueblo, y le permita al soberano ejercer su poder constituyente para refundar la nación, bajo un nuevo pacto social que contenga los consensos mínimos que han de expresarse en profundas transformaciones políticas, sociales, culturales y, especialmente, transformaciones al sistema económico que aseguren a los hombres y mujeres de Honduras la realización plena de su dignidad como seres humanos.
Con ese propósito, nos declaramos en permanente resistencia, impulsando las acciones del Frente Nacional de Resistencia Popular, del cual somos parte integrante y ante el cual manifestamos nuestro compromiso de contribuir permanentemente en su fortalecimiento, reconociendo en él, el instrumento político que en la coyuntura actual debe propiciar al pueblo la construcción del verdadero poder popular, con miras al derrocamiento del oprobioso sistema de dominación y explotación vigente y sustituirlo por un modelo de sociedad humana digna justa y libre con igualdad de oportunidades para todos.
No obstante consideramos legítimo demandar del FNRP, el permanente compromiso de trascender lo meramente declarativo y ser un espacio esencialmente democrático, transparente, depurado y con la necesaria claridad estratégica hacia el objetivo de la Asamblea Nacional Constituyente y la construcción del poder popular, que le impida sucumbir ante la vorágine electorera que fomenta el anacrónico y perverso sistema de partidos políticos. Estamos convencidos que en las condiciones actuales, la vía electoral únicamente contribuye a legitimar el decadente, inhumano, explotador, criminal y corrupto sistema de dominación vigente.
CUARTO: Fieles y consientes de nuestro compromiso con la refundación de Honduras, estimamos como un deber permanente, extender la cobertura organizativa del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia y la resistencia hondureña, hacia territorios en los que aún no se tiene presencia y fortalecer las estructuras en aquellos territorios en los que ya existimos orgánicamente. Igualmente seguiremos fortaleciendo nuestras capacidades de propuesta y denuncia, a partir de procesos de formación permanente, fincados en los principios éticos que sustenta el MADJ.
Ese esfuerzo organizativo, ha de ser conducido por el camino de la ética, combatiendo y superando los intereses personales, protagonismos insanos, el caudillismo, sectarismo, dogmatismos, fundamentalismos, sexismos, racismos, etc., despreciando en general todo lo que nazca desde una línea vertical, e impositiva y privilegiando todo lo que nazca de las bases y la deliberación crítica y consiente.
QUINTO: Ratificamos nuestro compromiso de seguir luchando frontalmente contra la corrupción fomentada por la criminal clase política y empresarial dominante, exhortando a todo el pueblo en general, a las organizaciones del movimiento popular y social de Honduras, a los hombres y las mujeres organizadas y no organizadas, a persistir en la lucha contra la corrupción, entendiendo que este no es un fenómeno aislado del sistema, sino mas bien que el mismo sistema se nutre y se sostiene sobre su práctica.
Esa lucha frontal, la reafirmamos también en defensa de los recursos naturales que hoy son objeto de repartición inmisericorde entre la oligarquía nacional, con absoluto desprecio de la soberanía popular y la vida de los seres humanos que habitan las comunidades que es a quienes pertenece la riqueza del agua, la tierra, el bosque y el aire.
SEXTO: Finalmente proclamamos que continuaremos promoviendo la inserción activa de la juventud y la mujer en las diferentes acciones del MADJ, reafirmando nuestro compromiso por la equidad de género e inclusión democrática, activa y decisiva de todos los sectores que conforman la sociedad hondureña.
Por la Dignidad… contra la impunidad
El Progreso, Honduras, 19 de diciembre de 2010
Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia
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