18 de diciembre de 2013
Con motivo de la Conmemoración del día del Migrante, la Red Jesuita con Migrantes en Latinoamérica y el Caribe invita a las sociedades latinoamericanas, sus individuos, instituciones y Estados a desarrollar la virtud de la hospitalidad y la justicia con los migrantes.
La migración contemporánea es un fenómeno inevitable que exige ser integrado como parte de una realidad compleja y dinámica que involucra a migrantes y ciudadanos locales; de allí que la hospitalidad es una virtud que permite lograr una mejor convivencia entre nuestros pueblos. Muchos migrantes sobreviven gracias a prácticas hospitalarias de familias e individuos en los lugares donde estos pasany llegan, estos gestos deberían trascender a una hospitalidad comunitaria y activa que se evidencie en la esfera pública.
Este es el clamor sentido de cerca de 26 millones de latinoamericanos y caribeños que son migrantes internacionales. Como consecuencia de la creciente crisis económica, los migrantes viven cada vez más atrapados en una encrucijada donde, por un lado,son impulsados por factores de atracción económica que alientan la migración hacia los países desarrollados; y por otro lado, en esos mismos países, se aplican políticas cada vez más restrictivas, vinculadas a concepciones de seguridad nacional que los termina criminalizando.
Si echamos la mirada al flujo centroamericano y mexicano hacia el “norte”, actualmente se estima que de los doce millones de indocumentados en Estados Unidos, el 55% son mexicanos-as. Por su parte, cerca del 12% de las y los centroamericanos-as han emigrado fuera de las fronteras de su país de nacimiento, la mayoría de manera indocumentada, siendo esta la región que más personas expulsa hacia Estados Unidos. En este flujo migratorio cada vez se mezclan más factores de riesgo, como la violencia que persigue a las personas migrantes desde el origen, siendo causa de su salida, y durante todo el tránsito por México, al ser esta una de las rutas más peligrosas del mundo, con los dramáticos casos de las masacres de migrantes y los más de 20,000 secuestros en 6 años.
A nivel regional Colombia sigue siendo el principal generador de desplazamiento forzado y expulsión de personas hacia otros países, alrededor de cinco millones de personas han sido internamente desplazadas. Si bien el desplazamiento interno colombiano ha disminuido en números absolutos, los flujos de personas colombianas hacia los países vecinos se mantienen e inclusive en algunas regiones fronterizas han aumentado, lo que da un saldo de más de cuatrocientas mil personas con necesidad de protección en países como Venezuela, Panamá y Ecuador.
Aunque las negociaciones entre el Gobierno colombiano y las FARC han levantado expectativas muy positivas sobre el fin del conflicto armado; en Colombia persisten acciones armadas debido a variables como los intereses en las tierras y territorios, los poderes locales-regionales y el ímpetu guerrerista de algunos sectores extremos de la sociedad. El conflicto se nutre también de factores tales como el negocio del narcotráfico, las tensiones políticas continentales entre las potencias tradicionales y otras emergentes, y definitivamente las nuevas perspectivas del comercio internacional donde el control de los territorios dentro de Colombia y sobre todo en las regiones fronterizas determinará ventajas para ciertos sectores legales e ilegales.
En otros países de América Latina, el fenómeno de la migración crece y se expande mezclándose con nuevas realidades, donde se rompen las fronteras geográficas y nos enfrentamos a una compleja situación en la que interactúan historias, nacionalidades y culturas.Por ejemplo, en la región sur existen tres grandes países expulsores de migrantes: Bolivia, Paraguay y Perú. Gran parte de los flujos se producen dentro de la región ya que de estos países expulsores migran de forma masiva a Brasil, Argentina y Chile. En los últimos años, Perú se ha convertido en el corredor de nuevos movimientos migratorios desde países del norte hacia el Sur. Así existe un fuerte flujo de colombianos hacia Chile y de haitianos que entran en Perú con diversos rumbos, pero principalmente tratando de pasar a Brasil. De los países receptores, solo en Chile hay leyes migratorias restrictivas, es el único país en cuyas fronteras hay incidencia permanente de tráfico de personas.
Por otra parte, Haití continúa siendo el país de mayor expulsión de migrantes en el Caribe; luego de la agudización de la crisis humanitaria causada por el terremoto del 2010, se sigue manteniendo el desafío de superar los niveles de pobreza y fragilidad institucional que impide un goce efectivo de derechos a gran parte de la población haitiana; como consecuencia de estas vulnerabilidades los destinos de la migración haitiana se han diversificado hacía países como Brasil, Ecuador, Venezuela, entre otros.
República Dominicana ha sido tradicionalmente el país de mayor acogida de migrantes haitianos-as, de hecho este grupo se constituye en una importante fuerza de trabajo que ha aportado al desarrollo de la economía dominicana. Sin embargo, hoy es alarmante e incierto el destino que tendrán más de 4 generaciones de ciudadanos-as dominicanos-as, para quienes se ha ordenado una desnacionalización retroactiva por ser hijos- as de migrantesen situación irregular. La sentencia adoptada por el Tribunal Constitucional de Republica Dominicana deja al descubierto la necesidad de reorientar la reflexión sobre el pacto social entre el Estado y sus ciudadanos, pero sobre todo la necesidad de sincerar las políticas para la protección de derechos de los migrantes y sus garantías.
América Latina, continente de gran riqueza y diversidad, tiene en común los fuertes movimientos migratorios que hemos reflejado en el breve recorrido de este documento. La situación descrita constituye un desafío respecto a la promoción de políticas públicas contra la violación de los derechos civiles, económicos y culturales de los migrantes. Así mismo refleja la imperante necesidad de promover valores que ayuden a la sociedad, en el paso de ser receptora a ser una sociedad de acogida. Este tránsito para convertirse en sociedades de acogida implica la cultura de la hospitalidad en la cual se destierre cualquier tipo de discriminación y se garantiza el buen trato a las personas que vienen de fuera.
Reiteramos el llamado que la Red Jesuita con Migrantes hace a los Estados y las sociedades latinoamericanas y caribeñas para, por un lado, valoren el aporte de las personas migrantes a las sociedades que los acogen y, por otro, a luchar por una región más justa y hospitalaria donde todos tengan su lugar.
Información de contacto:
P. Rafael Moreno Villa sj
Director general de la RJM-LAC
Correo electrónico: rjmlac.direccion@gmail.com
Sra. Yolanda González Cerdeira
Coordinadora de la subregión Centroamérica y Norteamérica (CANA): Belice, Guatemala, El
Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, México, Estados Unidos de América, Canadá.
Correo electrónico: ygcerdeira@radioprogreso.net
P. Mario Serrano Marte sj
Coordinador de la Subregión Caribe: República Dominicana, Haití, Jamaica, Canadá Francés,
Venezuela, Estados Unidos de América (Miami, Florida).
Correo electrónico: dirsocialrd@antsj.org
Sra. Merlys Mosquera Chamat
Directora regional del SJR y Coordinadora de la subregión Colombia y países fronterizos:
Ecuador, Panamá, Venezuela.
Correo electrónico: direccion.regional@sjrlac.org
P. Emilio Martínez Díaz sj
Coordinador de la subregión Cono Sur: Perú, Bolivia, Argentina, Chile, Brasil.
Correo electrónico: sj.emilio@gmail.com