miércoles, 13 de noviembre de 2013

Desplazamiento forzado, una realidad preocupante



Debido a las guerras civiles que azotaron Centroamérica durante décadas, el fenómeno del desplazamiento forzado de personas fue una realidad que marcó la región hasta los años 90 cuando se cerraron los últimos campamentos de refugiados.
Durante los últimos años se ha observado un incremento importante en el número de solicitantes de asilo y refugio provenientes sobre todo de Guatemala, El Salvador y Honduras, quienes buscan protección internacional en Estados Unidos, Canadá, México, España, Costa Rica, Nicaragua y Panamá.
De acuerdo con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), se puede observar que existe una relación directa entre el fenómeno del desplazamiento con el aumento de la criminalidad; en Honduras las principales zonas de riesgo y expulsión de víctimas de la violencia son Atlántida, Cortés, Colón, Copán, Francisco Morazán, Santa Bárbara, Comayagua, Yoro, Olancho y Choluteca.
En este sentido, tanto el ACNUR como un sector del Estado de Honduras han comprendido la magnitud del problema que puede complicarse en los próximos meses debido a un proceso electoral de riesgo.
Así, el ACNUR ha establecido un representante permanente en el país; ha firmado con la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos un convenio de cooperación con el fin de desarrollar proyectos y actividades conjuntas en temas relacionados con la protección de personas desplazadas por causa de la violencia; y el Consejo de Ministros aprobó un decreto que crea la Comisión Interinstitucional para la Protección de las Personas Desplazadas por la Violencia.
Estos datos demuestran que la violencia en Honduras está cobrando unas dimensiones imprevisibles y que tanto Naciones Unidas como un sector del Estado están observando con gran preocupación por el impacto que ya está teniendo para el futuro inmediato de la democracia.

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