“El patriarcado es un juez, que nos juzga por nacer y nuestro castigo es la violencia que no ves. Es femicidio. Impunidad para mi asesino. Es la desaparición. Es la violación. Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía. El violador eres tú. El violador eres tú”.
Así comienza la canción creada en Chile por el colectivo artístico Las Tesis, que denuncia la violencia sexual ejercida por el Estado hacia las mujeres. En tan solo unos días se ha convertido en un fenómeno mundial y en un potente himno feminista que ha sido interpretada en decenas de ciudades del mundo.
Honduras no podía ser la excepción. El movimiento feminista ha hecho suya esta canción y la ha adaptado a nuestra realidad para denunciar la grave situación de violencia que enfrentan las mujeres y las niñas, y que sufren de manera diferenciada en uno de los países más violentos del mundo.
Sin embargo, la reacción de muchos hombres ha sido la burla, el enojo e incluso el absurdo de vincular esta reivindicación con el comunismo y el chavismo. Esta postura ignora que cada 22 horas una mujer es asesinada y que cada día se denuncian 58 hechos de violencia doméstica.
A ello se suma que en la última década más de 50 mil niñas han sufrido abusos sexuales y que cada 3 horas una mujer es víctima de agresión sexual. En el 86% de los casos de violencia sexual las víctimas son mujeres y niñas.
Se debe llamar la atención que la característica más común de esta violencia de género es que los victimarios son hombres de todas las edades, religiones, formación y nivel académico o social. En este sentido, esta plaga de violencia tiene su origen y corresponde con la manera hegemónica de ser hombre.
Y esta forma de ser varón está basada en gran medida en el uso de la fuerza, ligada al poder y al dominio, y, por tanto, no es exagerado afirmar, como señala Octavio Salazar, que “ser macho mata”.
Los hombres debemos entender que cuando se denuncia la violencia del patriarcado no implica necesariamente que todos los hombres son violadores, femicidas y golpeadores, sino que se llama la atención sobre el hecho indiscutible de que la violencia de género es provocada mayoritariamente por hombres.
El mayor aporte que podemos hacer los hombres es establecer alianzas con las mujeres sin asumir el protagonismo y trabajar por hacer igualitarios los espacios monopolizados por nosotros. Siguiendo a Salazar, ello implica perder el miedo al feminismo.
Así comienza la canción creada en Chile por el colectivo artístico Las Tesis, que denuncia la violencia sexual ejercida por el Estado hacia las mujeres. En tan solo unos días se ha convertido en un fenómeno mundial y en un potente himno feminista que ha sido interpretada en decenas de ciudades del mundo.
Honduras no podía ser la excepción. El movimiento feminista ha hecho suya esta canción y la ha adaptado a nuestra realidad para denunciar la grave situación de violencia que enfrentan las mujeres y las niñas, y que sufren de manera diferenciada en uno de los países más violentos del mundo.
Sin embargo, la reacción de muchos hombres ha sido la burla, el enojo e incluso el absurdo de vincular esta reivindicación con el comunismo y el chavismo. Esta postura ignora que cada 22 horas una mujer es asesinada y que cada día se denuncian 58 hechos de violencia doméstica.
A ello se suma que en la última década más de 50 mil niñas han sufrido abusos sexuales y que cada 3 horas una mujer es víctima de agresión sexual. En el 86% de los casos de violencia sexual las víctimas son mujeres y niñas.
Se debe llamar la atención que la característica más común de esta violencia de género es que los victimarios son hombres de todas las edades, religiones, formación y nivel académico o social. En este sentido, esta plaga de violencia tiene su origen y corresponde con la manera hegemónica de ser hombre.
Y esta forma de ser varón está basada en gran medida en el uso de la fuerza, ligada al poder y al dominio, y, por tanto, no es exagerado afirmar, como señala Octavio Salazar, que “ser macho mata”.
Los hombres debemos entender que cuando se denuncia la violencia del patriarcado no implica necesariamente que todos los hombres son violadores, femicidas y golpeadores, sino que se llama la atención sobre el hecho indiscutible de que la violencia de género es provocada mayoritariamente por hombres.
El mayor aporte que podemos hacer los hombres es establecer alianzas con las mujeres sin asumir el protagonismo y trabajar por hacer igualitarios los espacios monopolizados por nosotros. Siguiendo a Salazar, ello implica perder el miedo al feminismo.
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