“Muy
 buenas noches, me siento muy feliz y agradecido de estar aquí con 
ustedes, con quienes compartimos la preocupación por la difícil 
situación en mi país.
Quiero
 agradecer y dedicar este honroso reconocimiento a todos los niños y las
 niñas de Honduras que día a día sueñan y luchan, contra toda 
adversidad, por una vida digna, a la que tienen total derecho.
Gracias
 a Joy Olson y a todo el equipo de WOLA por honrar a Casa Alianza de 
Honduras con este prestigioso reconocimiento. Gracias a Covenant House 
International, a Kevin Ryan, a Peggy Healy y todo su equipo por 
apoyarnos a cumplir nuestra misión. Gracias también al comprometido 
equipo de trabajo de Casa Alianza de Honduras, que junto a las niñas y 
niños realizan una labor tan maravillosa.
En
 Honduras, este trabajo es absolutamente necesario. Las niñas y niños en
 Honduras atraviesan por una situación dramática,  la pobreza, la falta 
de oportunidades, la violencia y la corrupción, están haciendo mella en 
sus vidas.
Debido
 a la falta de políticas sociales y económicas adecuadas, Honduras se ha
 convertido en una máquina de sufrimiento, miedo, muerte y migración 
irregular para los niños y las niñas. Honduras es hoy, un país peligroso
 para ser niño o joven.
Donde
 hay miedo no puede haber confianza, y donde no hay confianza no se 
puede construir comunidad, ni sociedad, ni paz, ni desarrollo. Ante este
 miedo los niños huyen;  ¡no buscan un sueño americano...huyen de la 
pesadilla Hondureña!
Nosotros
 en Casa Alianza nos sentimos llamados a proteger y salvaguardar a todos
 estos niños y niñas de esta situación, especialmente los niños 
desamparados que sufren en la calle. Pero en Casa Alianza también 
sabemos que si queremos que las cosas cambien en Honduras, debemos 
cambiar también nosotros. Sabemos que si queremos prevenir la violencia,
 debemos invertir en la prevención, y en la construcción de una sociedad
 nueva.
Debemos
 invertir en fortalecer capacidades comunitarias, en restablecer el 
tejido social, en recuperar de forma pacífica los barrios y territorios.
 Hablamos de la participación de todos los actores comunitarios y 
estatales incluyendo arte, cultura, salud, educación, deporte y 
seguridad.
Por
 el contrario, cuando el Estado habla de prevención habla eminentemente 
de militarizar los barrios, las calles, los colegios, los autobuses y 
los hospitales. Estos militares llegan a los barrios y ven al otro como 
su enemigo,  ven a las y los jóvenes pobres como sospechosos; los 
empujan, los maltratan, los interrogan, los intimidan y en varias 
ocasiones, además de reprimir, ya han asesinado a jóvenes.
Por
 ello estoy convencido de que la ayuda militar a Honduras ha sido y es, 
directamente proporcional a la violación de derechos humanos de jóvenes,
 mujeres, indígenas y campesinos e inversamente proporcional a  los 
intentos y programas de prevención.
Como dijo mi compatriota Berta Cáceres, asesinada con la participación directa de militares ¡es hora de que despertemos!
Hay
 casos que nos dan mucha esperanza. Hay gente comprometida en Honduras 
que está contribuyendo a una sociedad más justa. Vemos el impacto de su 
trabajo todos los días. Jóvenes que hace seis meses consumían alguna 
sustancia, hoy están sanando y obtienen calificaciones de excelencia 
académica; jóvenes víctimas de trata, de desamparo y de violencia, 
tienen hoy un proyecto positivo de vida y son excelentes deportistas, 
artistas, emprendedores y han logrado reintegrase a sus familias o 
emprender una vida autónoma. Todo esto, con tan solo brindarles una 
pequeña oportunidad.
Estos
 niños necesitan que el gobierno haga cambios, y tenemos la esperanza de
 que los haga. Y aquí es donde nos encontramos con WOLA, quien conoce 
los resultados de programas como los de Casa Alianza, pero también el 
resultado de la aplicación de políticas inadecuadas a nuestra situación y
 por ello hacemos incidencia para mejorarlas o cambiarlas.
¡Que
 vivan los niños!, que estudien, que crezcan que sean saludables, que 
sean felices y que encuentren en mi país su patria, ese es nuestro 
sueño. Para cumplirlo todos tenemos que hacer nuestra parte”.
Dado en Washington DC, Estados Unidos, a los trece días del mes de octubre de 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario