Los días 16, 17 y 18 de mayo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos estará nuevamente en Honduras con el objetivo de dar seguimiento a su informe “Honduras: Derechos humanos y golpe de Estado”, que elaboró tras su visita al país en agosto del año pasado.
En esta nueva visita los miembros de la Comisión buscarán información relacionada con las violaciones a los derechos humanos que se han venido cometiendo desde el golpe de Estado, por lo que su presencia en el país representa una oportunidad valiosa para que las organizaciones de derechos humanos denuncien directamente que los efectos del rompimiento del orden constitucional se siguen manifestando con fuerza en detrimento de los derechos humanos de la población.
Sin duda alguna, la Comisión comprobará que la situación de derechos humanos en Honduras sigue siendo grave, tal como lo ratifican la represión sistemática contra los campesinos del bajo Aguán; los asesinatos, amenazas y hostigamientos contra periodistas; el despido por motivos políticos de funcionarios judiciales que se han opuesto al rompimiento del orden constitucional.
La persecución política de sindicalistas y de gremios magisteriales; la represión selectiva y de baja intensidad que se ha desatado contra las personas en resistencia democrática; la militarización de la vida nacional; la falta de voluntad política del Estado para implementar medidas de protección a favor de personas cuya vida e integridad corren peligro y que fueron ordenadas por la propia Comisión; y el establecimiento de una comisión de la verdad que no reúne los requisitos mínimos exigidos por los estándares internacionales en la materia.
Por ello, es fundamental que las organizaciones hondureñas le planteen a la Comisión Interamericana la necesidad de que haga recomendaciones concretas al gobierno de Honduras para revertir esta situación y sobre todo, es fundamental exigirle a la Comisión que se pronuncie sobre la posible reincorporación de Honduras a la Organización de Estados Americanos en el sentido de dejar claro que mientras en Honduras se sigan violando los derechos humanos, los Estados americanos no deben permitir su reingreso al concierto regional.
No se trata de mantener aislada a Honduras, sino de poner condiciones claras para su reintegro a los organismos internacionales, las cuales tienen que ver con el respeto absoluto a los derechos humanos, la depuración de las instituciones públicas en manos de los perpetradores del golpe de Estado y sobre todo, la investigación y sanción de los responsables materiales e intelectuales de las violaciones a los derechos más elementales de la población.
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