Primero fue la mayoría absoluta en el Congreso Nacional. Luego fue el
control del Poder Judicial a través de la ilegal destitución de los magistrados
de la Sala de lo Constitucional que ya no servían eficientemente al poder, con
excepción del magistrado Óscar Chinchilla, que como un perro se mantuvo fiel a
su amo en el congreso.
Después vino la renuncia obligada del fiscal general y su adjunto que
tampoco ya servían como se debía a quienes los pusieron en sus puestos; luego
fue la creación de la Policía militar TIGRES para tener un ejército privado; y
hoy finalmente ha sido la espuria elección del nuevo fiscal general y su
adjunto, con lo cual, Juan Orlando Hernández y el sector que representa, se
garantizan el control, el poder y la impunidad absoluta.
Los nuevos
custodios de la impunidad son Óscar Fernando Chinchilla como Fiscal General,
único magistrado de la Sala de lo Constitucional que no fue destituido porque
fue el único que votó a favor de las ciudades modelos y de otras leyes
inconstitucionales creadas por Juan Orlando Hernández; además, Chinchilla es
yerno del secretario del Congreso Nacional.
Por su parte,
Rigoberto Cuéllar que fue nombrado fiscal adjunto, es el Secretario de Recursos
Naturales y Ambiente, desde donde ha realizado un papel fundamental en el
proceso de concesión y privatización de los bienes naturales sin respetar los
derechos a la consulta previa de las comunidades y sin importarle la salud, la
vida y el medio ambiente. Además, es sobrino del presidente de la República.
La elección de estos dos altos funcionarios se realizó en un proceso
viciado, fuertemente cuestionado y de espaldas a la Constitución y a los
intereses generales de la sociedad; y en esta nueva traición a la patria se
unieron a la aplanadora del partido Nacional, diputados de la Democracia
Cristiana, del partido Liberal y de Unificación Democrática, con lo cual
demostraron una vez más que son simples mandaderos del poder.
Terriblemente comenzamos el mes de la patria con una noticia que nos
llena de tristeza e impotencia frente al descaro y la falta de patriotismo de
la mayoría de diputados del Congreso Nacional, demostrando que como
representantes de los poderes fácticos están dispuestos a dar golpes de Estado,
a realizar fraudes electorales, a destituir a aquellos que ya no les sirven
eficientemente y a nombrar a personas que les garantizarán la impunidad de sus
actos.
¿Qué hemos hecho como hondureños y hondureñas para merecer esta clase
política violenta y corrupta? ¿Será cierto que cada pueblo tiene a los
gobernantes que merece? Nos negamos a continuar viviendo esta pesadilla de
impunidad y llamamos a quienes amamos este país a organizarnos y a movilizarnos
contra la ignominia representada en los políticos, empresarios, policías,
militares, ciudadanos y funcionarios traidores.
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