El
18 de mayo se cumplieron 16 años del asesinato de Carlos Antonio Luna López.
Hasta la fecha, el Estado de Honduras ha mostrado incapacidad y falta de
voluntad política para realizar una investigación efectiva que permita
conocer la
verdad de lo sucedido y sancionar adecuadamente a todos los responsables,
tanto materiales como intelectuales.
16
años después y la impunidad sigue caracterizando este asesinato, y en
consecuencia, no se han reparado totalmente los daños que este tipo de acciones
ocasionan a los familiares de la víctima y al propio tejido social de una
sociedad que se precie democrática, lo cual exige, entre otras cosas, la
garantía de no repetición de este tipo de hechos.
Solo
cuando el Estado es capaz de prevenir, investigar y sancionar a los
responsables de la violencia contra sus ciudadanos, particularmente de aquellos
que como Luna han sido asesinados por defender la vida y luchar contra la
corrupción, sólo así el Estado reafirma su legitimidad frente a quienes le
otorgaron la potestad de velar por el respeto de todos sus derechos.
Debido a esa
incapacidad, el caso de Carlos Luna fue conocido por la Comisión y Corte
Interamericanas de Derechos Humanos, quien el 10 de octubre de 2013 emitió una
sentencia en
la que declaró la responsabilidad internacional del Estado hondureño por no
haber cumplido con su deber de prevenir la violación de los derechos de Luna y
de haber transgredido la integridad personal de sus familiares.
Esta
sentencia además de ser una herramienta importante para minimizar los riesgos de quienes
defienden la vida, ya que el tribunal interamericano ordenó la adopción de una
política pública integral para su efectiva protección, también es una especie
de memoria histórica sobre la lucha de Carlos Luna.
Una lucha que nos invita a no quedarnos pasivos ante las miserias sociales y políticas de nuestro tiempo, y a jugar un
papel protagonista en la denuncia y transformación de las situaciones que producen
la destrucción del medio ambiente, y en consecuencia, la degradación de los
derechos humanos.
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