O el presidente del Congreso Nacional,
Mauricio Oliva, es un cínico o realmente cree que vive en un país de paz y de
dignidad, pues según él, Honduras es un país respetuoso de los derechos
humanos.
Sin más preámbulos, le recordamos al señor Oliva
que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su más reciente visita constató
alarmantes niveles de violencia, la existencia de una práctica de
desapariciones, altos niveles de violencia de género y conflictos agrarios que
también producen hechos de violencia, entre otros graves crímenes.
La Comisión destacó el grave contexto de
impunidad que es el resultado de la debilidad institucional, la corrupción y la
falta de independencia del Poder Judicial. Esta impunidad caracteriza tanto a
hechos de violencia como a una amplia gama de violaciones a los derechos
humanos, tal como la ocupación ilegal de tierras de comunidades indígenas,
rurales y afrodescendientes, la violación de los derechos laborales, y actos de
discriminación.
Para la Comisión la falta de investigación y la
impunidad en la que permanece la enorme mayoría de las violaciones a los
derechos humanos, alimentan una espiral creciente de violencia. Además de dejar
a las víctimas sin acceso a la justicia, la impunidad afecta negativamente a
toda la sociedad hondureña, que recibe el mensaje de que esta violencia es
inevitable.
La Comisión constató además que quienes buscan justicia, quienes denuncian e informan, y quienes defienden sus derechos o los de otros, frecuentemente son amenazados e incluso asesinados, y en ocasiones también sus familiares son amenazados, secuestrados, golpeados o asesinados.
La Comisión constató además que quienes buscan justicia, quienes denuncian e informan, y quienes defienden sus derechos o los de otros, frecuentemente son amenazados e incluso asesinados, y en ocasiones también sus familiares son amenazados, secuestrados, golpeados o asesinados.
A la Comisión le preocupa que uno de los ejes centrales
en la respuesta estatal frente a los graves problemas estructurales de
violencia, impunidad, corrupción y crimen organizado en el país, sea la
intervención de las Fuerzas Armadas en múltiples ámbitos y funciones, lo cual representa
un riesgo para la vigencia del Estado de derecho.
Sin duda alguna, el señor Oliva como cabeza de uno de los 3 poderes del Estado tiene la obligación de conocer esta realidad, por lo que es fácil deducir que sus declaraciones son una muestra de los altos niveles de cinismo de una clase política ciega, sorda y prepotente.
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